Cortesía Testigodirecto.com
Los estudiantes de la séptima papeleta
A principios de 1989 el país no esperaba mucho de sus estudiantes, una generación apática e indolente. No tenían espíritu de grupo, no estaban organizados, no les interesaba la política. En las universidades privadas los jóvenes eran orientados hacia un futuro en el cual se harían ciertas las fantasías individuales y familiares de ascenso social; en las públicas, a pesar de su aura de revoltosos, la mayoría de estudiantes también eran apáticos frente a la política. En la universidad pública era más clara la presencia de grupos pequeños de izquierda, algunos muy radicalizados y simpatizantes o militantes en la izquierda armada, protagonistas del eventual 'tropel' o enfrentamiento con la Policía. Pero no había movimientos que agruparan a grandes números de estudiantes. No había ninguna organización que los representara, no había movilización masiva ni politización a gran escala, ni la sospecha o esperanza de que eso fuera posible.
No era sólo falta de iniciativa: eran años difíciles para ser joven. La infancia feliz de unos años 70 prósperos y en relativa paz se estrelló contra una violencia que tocaba a todos directamente. Además del peso de esos hechos, desde 1985, cuando ardió el Palacio de Justicia, era difícil imaginarse un país posible con espacio para todos. De muchas formas se estaba apenas barriendo las cenizas del Palacio; esperando que se enfriaran los escombros, que dejaran de humear. Y para la mayoría de los estudiantes no había sueño que reemplazara la utopía de la generación anterior. Los títulos de los libros más importantes sobre la década de los ochenta eran la confirmación de la desesperanza: Al filo del caos, por ejemplo, Al borde del abismo e, incluso, En qué momento se jodió Colombia.Era además difícil de imaginar una solución política a la violencia cotidiana. De muchas formas el país resultaba entonces incomprensible, y ya no había un futuro claro al cual apostarle. En lugar de soñadores, a finales de los años ochenta los estudiantes en su mayoría eran espectadores impotentes y silenciosos de un panorama nacional protagonizado por la desesperanza. La vida transcurría entonces entre las diversiones usuales de los adolescentes, el estudio y el deporte, las aventuras con las drogas y el alcohol, y el acercamiento más bien tímido al sexo y al rock en español.
Hasta que Pablo Escobar mató a Luis Carlos Galán. Y sin previo aviso los estudiantes, sobre todo los apáticos de las universidades privadas, salieron por un momento de su estupor y lideraron una marcha estudiantil de luto que conmovió a Bogotá, quizá incluso al país. De esa marcha surgió el movimiento estudiantil de 1989. el más grande e incluyente que se recuerde y que ha visto el país desde entonces.
En él militaron miles de estudiantes de universidades y colegios de las grandes ciudades del país; se pusieron jeans y la camiseta blanca para pedir el voto por la séptima papeleta en las elecciones de marzo, escrito si era el caso, a mano. Y luego siguieron marchando, haciendo rifas y tómbolas y reuniones para promover que de nuevo se votara por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en mayo, alimentando la pasión por una idea que ese año y el siguiente consumió al país: la idea de que con una reforma constitucional sí "habría futuro" como prometía Gaviria, o que la constituyente era "el camino" que nos sacaría de la desesperanza.
Así como fue grande e incluyente, el movimiento estudiantil duró poco, pero dejó su marca en la política nacional: la Constitución, como símbolo del hastío de una generación con la violencia que le tocó vivir.
Y también dejó su marca en los estudiantes que se movilizaron en ese breve período que va desde agosto de 1989 hasta finales de 1990. Aún hoy la recuerdan como una época irrepetible de triunfo político y de esperanza, de la felicidad de la acción política, de cambiar el mundo a los 20 años, de reuniones interminables donde aprendieron a articular sus emociones e intuiciones políticas en argumentos, y donde aprendieron a negociar, a ceder, a esperar, a insistir, a trasnochar y, en suma, a ser ciudadanos activos.
Una idea sin enemigos
Es probable que la ilusión de los estudiantes no haya sido determinante en el resultado final. Otros actores movieron hilos para capitalizar su entusiasmo. El movimiento estudiantil aprovechó, especialmente en el primer semestre de 1990, una tremenda oportunidad política en la que concurría el apoyo de diversos sectores a la reforma constitucional y la convicción de que ésta no sería posible por vía del Congreso.
No se trataba sólo de la simpatía de la prensa liberal, que llegó al punto de que El Espectador y El Tiempo se disputaban haber sido los primeros en apoyar a los jóvenes. También, y quizá más importante, era el apoyo de círculos adictos al gobierno liberal, donde se veía la reforma como la única manera de modernizar y sanear de corrupción al Estado, y de paso cimentar la legitimidad y la gobernabilidad en un momento de crisis. Y en círculos liberales más amplios, la reforma constitucional entraba en sintonía con proyectos latinoamericanos, e incluso globales, de grandes reformas institucionales para implementar el consenso de Washington sobre el diseño institucional necesario para el desarrollo económico, y para el respeto de los derechos civiles y políticos.
Pero el apoyo no era sólo liberal: la reforma de la Constitución recibía también el apoyo de diversos círculos de izquierda que buscaban -en los años en los que se derrumbaba el muro de Berlín- ingresar de nuevo por la puerta grande a la posibilidad de hacer política electoral. Ello era verdad hasta cierto punto en las guerrillas: el M-19 lo había formulado durante su fallida negociación con Betancur como "el gran diálogo nacional", y tanto el EPL como las Farc con Jacobo Arenas, en diversas ocasiones habían propuesto la necesidad de una Asamblea Nacional Constituyente con este fin.
Y si el apoyo de las guerrillas no se materializó, sí lo hizo el de la izquierda democrática. Para ellos, algunos desmovilizados de la UP, el M-19 al desmovilizarse, los sindicatos, los centros de estudio de intelectuales de izquierda, etcétera, la propuesta de reforma constitucional era parte de sus propias aspiraciones históricas de un nuevo pacto social que les permitiera superar las exclusiones del Frente Nacional, y hacer política legítima con verdaderas opciones de llegar al poder.
Sin embargo, a pesar de la presencia del pensamiento de la izquierda, y a pesar de lo que se puede identificar como una continuidad entre los proyectos de los gobiernos y la prensa liberales y la propuesta de los estudiantes, el deseo por el cambio de los jóvenes de esos años corresponde antes que nada a un profundo rechazo generacional contra la violencia política de finales de los años 80.
En palabras de Fabio Villa, uno de los líderes radicales de la universidad pública que se unió al movimiento, se trataba de "un sentimiento real de los jóvenes que querían que el país fuera distinto, que no aceptaban que hubieran matado a Jaime Pardo, a Luis Carlos Galán, a Bernardo Jaramillo, a Carlos Pizarro; a los que esa realidad les parecía inmunda, como me parecía a mí".
Aún hoy, 20 años después, muchos de los estudiantes de entonces defienden apasionadamente la Constitución de 1991, y el discurso que la funda, a pesar de todo. Y comparten una fe en ella que se funda en un postulado imposible de probar: que sin la Constitución del 91 todo hubiera sido peor. Es una fe que se fundamenta no en una apreciación pragmática de los logros concretos de la Constitución -logros que sin duda existen-, sino en un rechazo visceral que aún comparten al dolor de aquellos años, a la desesperanza y, sobre todo, a la necesidad profunda de darle sentido personal a la vida colectiva, que permita creer en la búsqueda de los ideales de la Constitución de 1991: la paz, la justicia social, la participación popular, las libertades y los derechos. En eso consiste también el legado del movimiento estudiantil de 1989: esa fe a veces mal comprendida en los valores constitucionales.
*Adaptado de: Julieta Lemaitre, El Derecho como conjuro, Uniandes y Siglo del Hombre Editores, 2009
A propósito de los 20 años de la séptima papeleta, la Revista SEMANA, la Fundación Séptima Papeleta y la Universidad del Rosario realizarán el miércoles el foro ‘La Constitución, entre el cambio social y el retroceso político. ¿Qué sigue?’. (Para más información haga clic aquí).
¿Quién fue Carlos Pizarro?
Así quieren sabotear las Farc las elecciones
La fuerza pública intenta, por todos los medios, bloquear el accionar de las Farc en estas elecciones. |
Estas son algunas de las formas con las que la guerrilla busca sabotear las elecciones de este domingo y las presidenciales del 30 mayo. Van desde intentar secuestrar generales en retiro y empresarios, hasta activar seis columnas móviles en todo el país.
Se convirtió casi en una costumbre que los grupos ilegales, especialmente las Farc, busquen por todos lados entorpecer las elecciones en el país. A una semana de realizarse los comicios en el que los ciudadanos votarán un nuevo Congreso, las consultas conservadores y del Partido Verde, y elegirán representantes al Parlamento Andino, inteligencia militar descubrió los detalles de lo que podría ser un plan diseñado especialmente para intentar sabotear las votaciones y a las que la guerrilla ha puesto nombre: campañas ‘Raúl Reyes’ y ‘Admirable Año Bicentenario’.
En esta cruzada violenta las Farc, por ejemplo, tienen amenazados a candidatos como Orlando Beltrán Cuéllar, secuestrado por la guerrilla durante casi siete años y liberado hace dos. “He venido desarrollando trabajos con la comunidad campesina y con el campo. Estuve torturado siete años en la selva, pero no les fue suficiente (...) ahora me quieren matar”, le dijo el aspirante a la Cámara de Representantes por el Huila a Caracol Radio.En ese mismo departamento, al parecer, también tienen la intención de permear un paro campesino que comenzará este miércoles 10 de marzo. Además, este fin de semana hostigaron el municipio de Roncesvalles, en el Tolima. Todo sin contar que en los últimos meses han atacado constantemente poblaciones en Cauca, Valle, Arauca, Caquetá y Meta.
Según la información que manejan organismos de seguridad, el propio ‘Alfonso Cano’ y ‘Joaquín Gómez’, jefes guerrilleros, tienen la intención de realizar una ofensiva “diplomática” denominada “Campaña Raúl Reyes”, cuyo objetivo es volver a la figura del canje y retomar la iniciativa política. La intención es buscar que durante las campañas, especialmente la presidencial, el ciudadano pierda la credibilidad frente a la Política de Seguridad Democrática.
Todo indica que dicho plan dependerá financieramente del Bloque Oriental que ordenó, entre otras cosas, reactivar 6 columnas móviles estratégicas que estaban sin operar: la columna 'Marcos Sánchez' para el Bloque Caribe. En los departamentos de Bolívar y Sucre estaría la columna 'Oliverio Rincón' y 'Juan José Rondón' para el Bloque Oriental, con el fin de apoyar los frentes 1, 16, 39 y 44 en Vaupés, Vichada y sur oriente de Meta.
También están la columna 'Daniel Aldana Restrepo' para el comando Conjunto de Occidente, sur del Tolima y refuerzos para los frentes 29 y 60 en Cauca y Nariño. Por último, podría estar la columna 'Alvear Restrepo' para el Bloque José María Córdova en Antioquia, Chocó y Córdoba.
Así mismo, se cree que la intención de las Farc para alterar no sólo las elecciones del 14 de marzo, sino las presidenciales del 30 de mayo, es secuestrar soldados, causar bajas en la fuerza pública y volver a reactivar los llamados “retenes ilegales”, especialmente en la vía Bogotá- Medellín, en la Costa Caribe, Buenaventura- Cali y Cali- Ipiales.
Inteligencia también dice que las Farc pretenden secuestrar generales en retiro, y de no lograrlo, retener un oficial de alto rango o un empresario. Incluso se habla de que cada bloque debe buscar secuestrar dos candidatos al Congreso durante la campaña. Este último punto no se ha cumplido, ya que ningún candidato ha sido secuestrado en esta campaña.
“Hay que reactivar campañas móviles para Bogotá y sus alrededores, encabezadas por alias ‘El Zarco’ o ‘Aldinever’ y alias ‘Romaña’, señala un informe descubierto por las autoridades sobre el supuesto plan de las Farc. Así mismo, se habla allí de hacer presencia en corregimientos en donde los puestos de Policía estén disminuidos en su personal.
En cuanto a la campaña “admirable año bicentenario”, el plan de las Farc es, aparentemente, en el escenario internacional: promover campañas nuevamente contra la presencia de militares de Estados Unidos en bases nacionales, a la vez que pretender que algunos gobiernos, reciban a voceros o representantes suyos.
Se cree que para lograr esta tarea, han programado participar en todo los foros latinoamericanos del año bicentenario para, según la guerrilla, demostrar que el único país que no se ha independizado es Colombia. “Expondrán libros, videos, propaganda, etc. En el encuentro del Movimiento Continental Bolivariano (MCB) se envío material a varios países”, agrega el informe castrense. Además, “se abrirán dos oficinas en Europa manejadas por personas en el exilio con una nueva política de trabajo” y “se buscará la posibilidad de obtener salvoconductos en varios países para ‘Iván Márquez’ y 10 insurgentes más, que serán la dirección general del Frente Internacional (...) se incrementa el presupuesto para este frente a 8.5 millones de dólares al año”.
Para enfrentar estas amenazas, las Fuerzas Militares tienen en marcha un plan en el que en todo el país se reforzó la seguridad en las zonas más vulnerables.
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15, 16 y 17 de febrero desde las 9:00am
Ceso la “Uribe” noche!
La Corte Constitucional de la República de Colombia, administrando justicia y por mandato de la Constitución, resuelve, DECLARAR INEXEQUIBLE EN SU TOTALIDAD LA LEY 1354 DE 2009 POR MEDIO DE LA CUAL SE CONVOCA A UN REFERENDO CONSTITUCIONAL y se somete a consideración del pueblo un proyecto de reforma constitucional.
* COMUNICADO No. 9 de Febrero 26 de 2010, de la Corte Constitucional por medio de la cual "SE DECIDE SOBRE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY 1354 DE 2009, DE CONVOCATORIA A UN REFERENDO CONSTITUCIONAL".
* Corte tumba el Referendo Reeleccionista 2010
* Web de la Corte Constitucional de la República de Colombia
El ataque de Uribe a la salud de los colombianos
La llamada emergencia social decretada por el presidente Uribe, y el paquete de medidas que la desarrollan, constituyen un engaño al país, una manipulación de los principios y normas constitucionales y un ataque al derecho a la salud de la población.
La declaratoria de la emergencia, que fue presentada como una necesidad frente al riesgo inminente de una perturbación del orden institucional, al amparo del artículo 215 de la Carta Política, tenía como propósito fundamental atender las presiones de los empresarios que controlan las EPS, quienes exigieron mayores recursos para resolver problemas de liquidez generados, entre otras causas, por los altos costos de la intermediación privada, la corrupción, el manejo irresponsable del flujo de recursos por parte del Gobierno Nacional y el sistemático recorte de las transferencias de la Nación a las entidades territoriales mediante reformas constitucionales.
- Protestas en Colombia contra medidas para evitar el colapso de servicios de salud
- Emergencia Social por Eduardo Sarmiento Palacio
- Proclama Unitaria por el Derecho a la Salud
- En Colombia comenzó el 2010 con marchas de repudio a políticas de Uribe Vélez
- Marcha contra los decretos de emergencia social en Bogotá
- “Uribe es nocivo para la salud” por Camilo Raigozo
- Protesta en Popayán contra los decretos de emergencia social por Colectivo "Vamos Independientes"
- Gran marcha nacional contra el ataque de Uribe a la salud de los colombianos
- Sábado 6 de febrero: Plantón ante la embajada de Colombia en Ecuador por estado de emergencia social
- La Confianza Inversionista en salud: del “paseo de la muerte” al genocidio por Aurelio Suárez Montoya
- “No se cuida la enfermedad sino los costos” por Juan Carlos Hurtado Fonseca
- Por una gran unidad que derogue los Decretos de emergencia social por Jorge Enrique Robledo
- Ley 128 de emergencia de seguridad social por Jair Alexander Olave C.
- ¿Dónde está la bolita? por Daniel Coronell
- Recetando placebos por Amylkar D. Acosta M.
- Las medidas de la emergencia social atentan contra el derecho a la salud por Central Unitaria de Trabajadores
- Autoritarismo en la salud por Rodolfo Arango
Los estudiantes se encontraban en Colombia participando de actividades de intercambio estudiantil entre la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU y la organización Red por Colombia, (Colombianätverket).
Después de seis horas de interrogatorio fueron dejados en libertad con la orden de abandonar el país en menos de 48 horas. Antes de ser liberados y como condición para la liberación, fueron obligados a firmar varios documentos donde debían asegurar que fueron “bien tratados” por el Departamento Administrativo de Seguridad, (DAS).
Dos días después, el viernes 26 de febrero fueron deportados a Suecia.
Los estudiantes suecos almorzaban con sus compañero colombianos, cuando vieron que eran filmadas por alguien de la calle. De repente llegaron varios escuadrones de la policía de seguridad de Colombia y comenzó a hacer muchas preguntas ", dice Parisa Maleki, presidente de la Red Colombiana, quien participaba en ese intercambio, pero en otras partes del país.
El motivo para la detención y los interrogatorios, según adujeron eran controles de rutina. La explicación oficial de la deportación fue de que los estudiantes tenían “visa de turistas” y que según esto no podría realizar ningún trabajo en Colombia, pero oficialmente el DAS no pudo señalar ningún caso concreto de violación a la ley colombiana.
En el transcurso de esta detención fueron aisladas entre ellas y sin la presencia de un abogado, violándoseles el derecho al debido proceso y a una defensa, fueron interrogadas por separado con el ánimo de conocer los intereses de la visita, información sobre los acompañantes y de la organización que las invitaba. Los datos de varios de los acompañantes de la ACEU además de fotos y videos, reposan en los informes del DAS de la región ampliando aun más nuestra preocupación por la seguridad e integridad de los mismos.
La embajadora sueca constantemente trató de comunicarse con los responsables del desmedido operativo policial, pero le descolgaron el teléfono de las oficinas del DAS cuando intentaba comunicarse con el encargado para hallar respuestas sobre la detención.
“Vemos esto como un claro intento de intimidar a las organizaciones internacionales a cooperar con las organizaciones de derechos humanos en Colombia, y de intimidar a las organizaciones nacionales en el silencio. Es una amenaza para la democracia y la libertad de expresión” dijo Parisa Maleki.
En efecto, la detención y deportación de los estudiantes suecos, muestra cómo, valiéndose de diferentes argumentos, el gobierno mafioso de Colombia intenta evitar que diferentes organizaciones europeas viajen al país y se enteren de primera mano sobre las graves violaciones de los derechos humanos en Colombia, donde están implicados sectores oficiales como el Das, el ejercito y la policía.
El mismo fin buscan con los supuestos vínculos entre las Farc-EP y ETA, donde bajo el pretexto de estos vínculos se pretende prohibir a organizaciones españolas visitar Colombia.
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