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martes, 30 de septiembre de 2008

PARO CORTEROS DE CAÑA - INDIGENAS - OPINIONES DE FIDEL CASTRO



viernes 3 de octubre de 2008

Entrevista a Corteros en Bogotá

Entrevista a los Corteros en la Plaza de Bolívar para Acción Permanente por la Paz.



jueves 2 de octubre de 2008

CORTEROS EN EDITORIAL DE EL TIEMPO


eltiempo.com / opinión / editoriales
Ambiente agitado

El anuncio del Dane del aumento de medio punto en la tasa de desempleo nacional coincide con un enrarecimiento del clima laboral con dos paros activos en la rama judicial y en el sector de la caña de azúcar. A esto se suma el paro camionero del mes de agosto, que afectó al 90 por ciento de la carga del país.

El cese de actividades de la justicia, que hoy completa 30 días, ha causado estragos en la administración de este derecho fundamental. Según el Gobierno, 1.883 "peligrosos delincuentes" han quedado en libertad y unas 70.000 decisiones están frenadas.

En el centro de los reclamos de los trabajadores está una nivelación salarial pendiente, que costaría, según Asonal, el sindicato de la rama, unos 300.000 millones de pesos. Esos recursos irían a cerrar la creciente brecha entre la remuneración de los magistrados de las altas cortes y el resto de los funcionarios judiciales.

No hay discusión en que los salarios de la mayoría de los trabajadores de la rama necesitan un ajuste urgente. Sin embargo, la dura posición negociadora de los jefes sindicales ha llevado al rechazo consecutivo de dos ofertas del Ejecutivo

Por otro lado, el paro de los corteros de caña refleja una problemática laboral diferente: los efectos de la tercerización por vía de las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA). Este esquema de contratación está en el centro de las quejas de los trabajadores, quienes reclaman ser empleados directamente por los ingenios azucareros. Al ser cooperados, los corteros responden ahora por pagos como los parafiscales, que les reducen sus ingresos netos. Además de las falencias del modelo de las CTA, proclive a abusos y sin mayor control, el deterioro de sus condiciones proviene de las características del sector azucarero: pocas empresas y exceso de oferta de mano de obra no calificada en la región.

La respuesta del Gobierno y de los empresarios del sector no ha sido la mejor. Las acusaciones lanzadas por el Ejecutivo acerca de la infiltración de las Farc en el paro quedaron en el aire y enrarecieron el ambiente de la negociación. Por el lado patronal, argüir la legalidad del modelo CTA o el promedio de los salarios del sector agrario no borra la magnitud de una bonanza sectorial -producto de la entrada de los biocombustibles e incentivada por la política industrial del Gobierno-. Que esos beneficios se traduzcan en mejores y dignas condiciones laborales es una petición justa que debe atenderse. Sin embargo, esta situación no es excusa automática para blandir machetes, bloquear el suministro de azúcar y de combustibles y forzar a la importación de 42 mil toneladas.

La flexibilidad de la recién aprobada ley de huelgas del 2008 -motivada por las demandas de los congresistas demócratas de E.U. para el TLC-, sin duda estimulará la frecuencia de las manifestaciones laborales. En tiempos de desaceleración económica, no sorprende que estemos a las puertas de una temporada de intensa agitación sindical. Lo preocupante es que con un Ministerio de Protección Social encargado de los complejos frentes de la salud y la seguridad social, no se tiene mucha claridad sobre la estrategia del Gobierno para enfrentar un ambiente laboral enrarecido.

Editorial completo AQUI

Fotografia: EL PAIS-COLPRENSA

Multitudinaria Marcha de apoyo a Corteros en Cali


Cali
Corteros plantean fórmula de diálogo
Octubre 02 de 2008


Nueva marcha. El sindicato de corteros de caña, en conjunto con las organizaciones afiliadas a la CUT, realizó ayer una nueva marcha para pedir negociación con los ingenios.

Álvaro Pío Fernández / El País

Organizadores del paro proponen negociar pliego en dos bloques. Se estiman pérdidas del sector azucarero cercanas a $425.000 millones.

Colprensa y Redacción

Los corteros de caña que se encuentran en paro desde hace 17 días presentaron ayer una propuesta que busca, según ellos, dar inicio a los diálogos entre los huelguistas y la industria azucarera.

La fórmula consiste en instalar una mesa de negociaciones global que asuma el debate de dos grandes temas. Un primer bloque negociador trataría los temas de contratación directa, estabilidad laboral e indemnizaciones, mecanización y la no penalización de los líderes de la protesta.

En un segundo bloque se hablaría sobre las diferencias que tienen estos trabajadores rurales en el pago de indemnizaciones, pesaje de la caña, dotación, transporte, incapacidades, enfermedades laborales, pensiones, permisos y garantías sindicales, sustitución patronal y salarios.

Igualmente, los corteros proponen que en este segundo bloque se discuta sobre beneficios sociales como el fondo de vivienda, becas y capacitación, lentes y fondos de inversión social.

Para dar inicio a las conversaciones con los industrialeas azucareros, los corteros solicitaron la mediación del Gobierno Nacional y de Asocaña.

“Una vez instalada la negociación general del pliego de peticiones, se podrán instalar mesas por cada ingenio, para solucionar las problemáticas específicas de cada uno y las cuales se reunirían en el mismo sitio y con los mismos horarios de la mesa general”, explicó Daniel Aguirre, secretario del Sindicato Nacional de Corteros, Sinalcorteros.

José Valencia, líder del paro, dijo que “una vez se inicien las discusiones del primer bloque se facilitará la salida de azúcar de los ingenios Pichichí, Central Tumaco, Central Castilla y María Luisa”.

Según los huelguistas, una vez se avance hacia las conversaciones del segundo bloque, se permitiría la salida de los 15 millones de litros de etanol que se encuentran en inventarios dentro de las destilerías de los ingenios Manuelita, Providencia, Incauca y Mayagüez.

A la espera

Ayer, Asocaña declinó pronunciarse sobre la propuesta de los corteros, argumentando que cada ingenio tiene condiciones diferentes y por ello las negociaciones deben ser individuales.

Entre tanto, el sector azucarero ha registrado pérdidas superiores a $425.000 millones, en los 17 días del bloqueo a los ingenios.

Estas pérdidas se reflejan en la imposibilidad de vender azúcar y etanol. Según cálculos de la industria, por día se pierden $5.000 millones porque se dejan de moler en promedio 50.000 toneladas de caña, con las cuales se producen 4.560 toneladas de azúcar y 950.000 litros de etanol.

Hoy, el 70% de la producción de la industria azucarera está paralizada, pues los ingenios que están operando muelen 23.000 toneladas de caña, de las 75.000 que se procesan cada día en el Departamento en tiempos normales.

Pero los únicos afectados por el cese de actividades de los corteros no son los industriales, los cultivadores de la caña también sienten el problema.

Igualmente ha resultado afectados los transportadores, proveedores de insumos para campo y fábrica y diferentes contratistas del sector.

A pesar del paro, el suministro de azúcar no se afectará, ya que los ingenios decidieron importar 42.000 toneladas de este producto de Bolivia.

En sus propias palabras

"Somos enfáticos en que continuaremos con el cese de las actividades hasta que se instale la mesa global y se inicie la discusión del pliego de peticiones presentado”. Daniel Aguirre, secretario general del Sindicato Nacional de Corteros.

Dato clave

En el Valle del Cauca, el 75% de la caña de azúcar la proveen agricultores, que han dejado de facturar 25.000 toneladas de caña por día.

Foto El País-Colprensa
por Agencia de Información Laboral ENS Saturday, Oct. 04, 2008 at 6:51 AM

El paro de cerca de 10 mil corteros de la caña de azúcar en ocho ingenios de Valle del Cauca, no deja de sorprender.

Primero, por su larga duración: hoy cumple 19 días. Y esto porque la primera lectura que este paro suscitó, tanto por parte del Gobierno como de la opinión pública en general, era la de ser un movimiento espontáneo, hecho por unas personas débiles y desorganizadas, fácilmente controlables, llamadas a no resistir mucho en su cese de actividades.

La segunda sorpresa de este paro de corteros, es que logró hacer visible algo que desde hace rato subyace latente como el mayor flagelo del Trabajo Decente en Colombia: las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA), verdaderos embelecos de intermediación laboral que se han extendido como una plaga por casi todos los sectores productivos del país, entre ellos la agroindustria de la caña que las introdujo de manera intensiva a partir del año 2000. El ingenio Cauca, por ejemplo, llegó a tener 4.500 trabajadores con contrato directo, hoy apenas tiene en esas condiciones unos 700 trabajadores. El resto (y no sólo los corteros) está vinculado por cooperativas que en la práctica funcionan más como simples bolsas de empleo que como verdaderas empresas cooperativas, en desmedro de los salarios, la estabilidad y la calidad de vida de los corteros y sus familias. Tanto es así que la primera reivindicación que éstos ponen en su pliego de peticiones, es que los ingenios los contraten directamente, no mediante cooperativas.

Y lo tercero que sorprende, aunque no tanto, la verdad sea dicha, es el tratamiento arrogante, desconsiderado, e incluso temerario que el Gobierno Nacional, en cabeza del Ministro de la Protección Social y el mismo Presidente Álvaro Uribe, le han dado al paro, al que han tratado de desvirtuar y socavar con diversas fórmulas, y en clara alianza con una de las partes: los empresarios de los ingenios agremiados en Asocaña.

La cuestionable actitud del Gobierno y Asocaña

Una de las fórmulas con las que el Gobierno, de entrada, trató de desmontar el movimiento de los corteros, fue negarles el derecho de asociación. En un oficio dirigido a la Secretaría de Asocaña, el Ministerio de la Protección Social señala: que los trabajadores asociados en cooperativas “no pueden ejercer el derecho a la negociación colectiva ni votar la huelga, entre otras cosas por cuanto al ser asociado y a la vez dueños de empresa cooperativa, no existe posibilidad legal de presentar un pliego de peticiones por no reunirse los requisitos exigidos en el artículo 433 del Código Sustantivo del Trabajo”.

Con tal interpretación del Ministerio en la mano, los empresarios de los ingenios azucareros se niegan a sentarse con los corteros a buscarle arreglo al conflicto. Sólo aceptan que cada ingenio negocie por separado con los representantes legales de las cooperativas, o sea con los gerentes de éstas; propuesta que no aceptan los dirigentes del paro que reclaman una mesa única de negociación para discutir un solo pliego de peticiones.

Pero, en el fondo lo que el pronunciamiento del Ministerio quiere decir, ni más ni menos, es que el Código Sustantivo del Trabajo ya de poco sirve para dirimir los conflictos laborales en Colombia, donde hoy se calcula que hay más de 10 mil Cooperativas de Trabajo Asociado, cuyos asociados están totalmente desprotegidos de sus derechos de asociación y movilización.

Otra fórmula que se inventó el Gobierno para deslegitimizar el paro de los corteros, fue tratar de relacionarlo con una presunta infiltración de las FARC. Para ello el ministro, Diego Palacio, aupado por la alharaca de los medios de comunicación, dijo haber puesto en manos de la Fiscalía un “testigo encubierto” que confirmaba tal infiltración; afirmación que el presidente Uribe no demoró en secundar: “…la guerrilla citó a unos corteros a reuniones, y los obligó a hacer el paro manipulando el movimiento”, dijo el primer mandatario, palabras que hoy se comprueba, no tenían ningún piso de veracidad. Como será que hasta el mismo periódico El Tiempo, en su editorial de hoy jueves 2 de octubre, las califica de desafortunadas. “Las acusaciones lanzadas por el Ejecutivo acerca de la infiltración de las FARC en el paro quedaron en el aire y enrarecieron el ambiente de la negociación”, señala el periódico capitalino que además, afirma que la respuesta que el Gobierno y los empresarios de los ingenios le han dado al paro “no ha sido la mejor”.

Y un tercer embate del Gobierno para desacreditar el movimiento de los corteros y enfrentarlo con los “intereses nacionales”, fue achacarle el alza del precio de la gasolina por cuenta de la escasez del etanol. A este respecto Daniel Aguirre, dirigente del sindicato de los corteros (Sinalcorteros), hizo una salvedad que a nuestro juicio, resulta argumento contundente contra la pretensión del Gobierno de culparlos por el alza de la gasolina: “Hace dos meses no estábamos en paro y el barril de petróleo en el mercado internacional estaba en 140 dólares. ¿Por qué ahora que el barril rebajó a 96 dólares, no rebaja también, el precio de la gasolina?, ¿por qué ahora la suben y le achacan la culpa al paro de corteros?”, señaló el señor Aguirre, opinión que coincide con la expresada por la Asociación Colombiana de Automovilistas, entidad que representa a los propietarios de vehículos particulares.

En este punto no hay que pasar por alto que el etanol que producen los ingenios azucareros goza de importantes gabelas. Está exento del IVA, Impuesto Global y Sobretasa, según la Ley 788 de Reforma Tributaria. También, tiene exenciones arancelarias para la importación de bienes destinados a la producción y pagan además, más barata la energía que se emplea en su producción. Por todo ello sus ganancias son hoy más jugosas que antes. En el 2007 el sector tuvo utilidades netas por $148 mil millones, según datos de la Superintendencia de Sociedades; ganancias que necesariamente contrastan con los muy precarios ingresos que reciben los corteros.

Sólo que ahora, tanto Gobierno como empresarios, sorpresivamente se han encontrado con un escenario problemático y que escapó a sus cálculos: unos ingenios bloqueados que pierden cada día $4.000 millones, y unos corteros que al no tener nada qué perder y sí mucho qué ganar, se muestran decididos a llevar el paro hasta sus últimas consecuencias, pese a la situación de hambre y angustia que afrontan cada día no laborado, porque es gente que vive al día y sin ninguna posibilidad de ahorros. Agravado este hecho por la negativa de los ingenios a pagarles la primera quincena de septiembre, ya laborada, con la clara intención de quebrarles su movimiento por hambre. Con lágrimas en los ojos, recostado en su improvisado cambuche de plástico, un cortero le contaba a la reportera de una estación de televisión de Cali que estaba dispuesto a morir en esta protesta, porque, según él, la vida que estaba llevando no la podía soportar más que no era vida para él ni para sus hijos.

Aparte de la abolición de la contratación por el sistema de las CTA, en su pliego de peticiones los corteros incluyeron puntos como: revisión y aumento de salarios; que haya un control efectivo del peso de la caña cortada; que les paguen los días que pierden por paradas de la empresa, lo mismo que los días de incapacidad por enfermedad que no les pagan las EPS; que se resuelva el problema de los 300 trabajadores que por accidente o enfermedad laboral, han quedado con incapacidad permanente y hoy no reciben ningún tipo de pensión; y que se le ponga límite a la creciente mecanización del corte de caña, asunto que está acabando con el empleo y que está llamado a tener graves repercusiones en las condiciones de vida de la región y auguran un conflicto aún más crítico en el futuro.

Diferencias abismales

Las condiciones laborales a las que están sometidos los corteros de la caña por CTA, no tienen punto de comparación con las que tienen los trabajadores de planta en los ingenios. Son, si se quiere, diferencias abismales.

Según el censo elaborado por la Escuela Nacional Sindical, en la agroindustria de la caña hay un poco más de 13 mil trabajadores con contrato directo con los ingenios que se benefician de convenciones colectivas, con ingresos entre dos y tres salarios mínimos, o sea entre $900.000 y $1´400.000; aparte de las primas legales y extralegales: de navidad y bonificaciones de vacaciones que según su antigüedad pueden sumar hasta dos meses adicionales de salario al año. Mientras los cerca de 18 mil corteros que trabajan por cooperativas en los 13 ingenios azucareros, apenas sí ganan para no morirse de hambre. Su compensación (que es el nombre del salario en lenguaje cooperativo) en promedio se acerca a los $650.000, pero, con los descuentos que les hacen las cooperativas su ingreso puede ser de apenas $450.000. Además, no gozan de ninguna prima o bonificación extralegal, tienen que asumir de su bolsillo la seguridad social, pago de parafiscales, costo de herramientas, ropa de trabajo y transporte, más los aportes sociales y costos de administración de las cooperativas de las cuales son asociados, o dueños; condición ésta que es la que les prohíbe —por la ley laboral colombiana— recurrir al expediente de la huelga.

Además, es una actividad dura y altamente riesgosa, un trabajo extenuante y repetitivo (según estudio del Sena, cada día un cortero hace 5.400 movimientos del brazo) que causa innumerables accidentes, lesiones y enfermedades profesionales: síndrome de túnel carpiano, artritis, lumbagos severos, heridas en brazo y hombros. Y tienen que aguantar las pavesas y el humo generados por la quema de la caña y la contaminación del glifosato usado en las plantaciones. Con el agravante de que lo hacen sin elementos de protección como máscaras o dotaciones inflamables. Mientras los trabajadores con contratación directa con los ingenios participan en programas de salud preventiva y de seguridad industrial, los corteros de las CTA no tienen acceso a dichos programas.

Cuando un cortero sufre un accidente o enfermedad profesional, normalmente hace todo lo posible para seguir laborando a pesar del dolor y el malestar, porque para los cooperativizados una incapacidad de menos de 3 días no es remunerada y una incapacidad de más tiempo sólo es remunerada después de que la ARP tramite el pago a la cooperativa, trámite que puede demorar varios meses, en los cuales el cortero queda desprotegido y sin ingresos. En estos casos, es común que sus compañeros corteros traten de brindar una solidaridad al enfermo con donaciones y rifas. Y lo que es peor aún: si un cortero padece una lesión o enfermedad tan grave que no le permita seguir trabajando, las empresas no hacen ningún intento para reubicarlo, argumentando que por su falta de formación profesional no es factible ofrecerle otro puesto dentro del ingenio. Y así se deshacen del trabajador enfermo como si fuera un bien desechable.

Todo esto sin contar con los horarios extendidos. Mientras los trabajadores de planta tienen jornada legal de 48 horas semanales, los corteros no tienen jornada fija, su trabajo es a destajo. Son obligados a trabajar hasta que se termine de cortar el área asignada. Y si ese tiempo excede las 48 horas semanales, no reciben una remuneración adicional por horas extras, porque esta garantía, consagrada en la legislación laboral colombiana, no aplica a los cooperativizados. Como también, es común que trabajen domingos y festivos, como una forma de aumentar sus reducidos ingresos.
Y sin contar con que el sistema del pesaje de la caña deja mucho que desear. Los corteros se sienten engañados con este sistema, y es precisamente otro reclamo que incluyen en su pliego de peticiones: que se vuelva al pesaje tradicional por uñada, sistema que pueden controlar y que no se presta a ambigüedades.

Las tribulaciones de Juan Cambindo

Juan Cambindo, un moreno de cuerpo delgado, rostro enjuto, ojos vivaces y una sonrisa a la que le falta un diente, como casi todos los corteros tiene una jornada de diez horas, o hasta más, la mayoría de las veces bajo un sol canicular que sin embargo, prefiere a los días de invierno porque cuando llueve hay que parar el corte y entonces no puede cobrar. Con el agravante de que cada vez los tajos para corte son más escasos, debido a que las máquinas están desplazando mucha mano de obra (hay 34 máquinas en la zona y cada una reemplaza el trabajo de 150 corteros). Entonces, ya no hay caña para tanta gente y muchas veces se tiene que repartir para dos corteros el tajo que antes cortaba uno solo.

Juan Cambindo, se levanta a las 4 de la mañana. Media hora después lo recoge el bus que su cooperativa contrata para trasladar sus asociados al sitio de trabajo. Al corte llega a eso de las 6 de la mañana; a las 4 o 5 de la tarde ha terminado su jornada, pero, por los gajes del transporte, a las 7 u 8 de la noche apenas está llegando a la casa, tan cansado que no tiene alientos ni disposición para conversar con su mujer ni acariciar a sus dos niños. Hoy está en una carpa frente al ingenio Providencia, donde presta servicios su cooperativa, a la espera de que el conflicto se solucione y pueda volver a llevar comida a la casa, porque, con paro o sin paro, día que no trabaje es día que no cobra. Por lo pronto, debió mandar a su mujer y sus dos hijos a la casa de su suegra, donde por lo menos tienen su comida asegurada. Pero su gran preocupación es el pago del arriendo de la pieza donde vive hacinado con su familia ($150.000 mensuales) pago que con paro o sin paro tiene que cancelar puntualmente. En diez días se le cumple.

Los ojos del mundo en este paro

Un hecho que no puede pasar de soslayo con respecto a este paro, es la expectativa que ha generado entre la comunidad sindical internacional que tiene literalmente puestos sus ojos en el mismo. Tanto la Confederación Sindical Internacional (SCI) que representa a 168 trabajadores en el mundo, como la Confederación Sindical de las Américas (CSA) que aglutina a 50 millones de trabajadores en el continente, expresaron su preocupación e instan al Gobierno colombiano a cumplir con su deber constitucional de defender, proteger y promover los derechos de los trabajadores. Guy Ryder, secretario general de la CSI, en su comunicado señala que “la situación que viven los corteros de caña es intolerable y exige una solución inmediata”.

Son tres las razones que explican el interés internacional que este paro genera. Primero por su dimensión, pues son 10 mil los corteros, con sus familias, los directamente afectados; aparte de las repercusiones colaterales que tiene en otros sectores de la agroindustria de la caña. Segundo, porque es un asunto que tiene que ver con la producción de biocombustibles (etanol) tema sobre el cual existe mucha sensibilidad en el mundo por su relación con la crisis alimenticia y los riesgos ambientales. Y tercero, porque las centrales y confederaciones sindicales colombianas cada vez están más ligadas al movimiento sindical internacional. Esto quiere decir que los problemas laborales de nuestro Estado cada vez interesan más en los demás países y viceversa; y el paro de los corteros está siendo intensamente apoyado por la CUT.

Caja de Herramientas



por Mauricio García V. Saturday, Oct. 04, 2008 at 4:08 AM

El mismo Estado, como el asesino de Chía

Éste es un país macabro. LOS grandes titulares de la prensa colombiana de esta semana se refieren al hallazgo de cadáveres de personas que estaban desaparecidas. Uno de ellos es el de un niño de once meses que fue asesinado por su propio padre, quien lo había secuestrado para extorsionar a su madre.

También fueron encontrados los cuerpos de 19 jóvenes que vivían en el sur de Bogotá, los cuales habían sido inicialmente reportados como desaparecidos y luego fueron presentados por el Ejército como combatientes dados de baja. Existe un fundado temor de que estos jóvenes hayan sido primero asesinados por la Fuerza Pública —por ser pequeños delincuentes, drogadictos o simplemente pobres— y luego presentados como trofeos de guerra. Para ponerlo en los asépticos y crudos términos del lenguaje ordinario, primero fueron víctimas de “limpieza social” y luego presentados como “falsos positivos”.

El país entero está conmovido con la noticia del niño asesinado por su padre. La gente se moviliza para pedir que los culpables sean sancionados con penas ejemplarizantes y las autoridades oficiales, desde Presidente hacia abajo, repudian los hechos y expresan sus condolencias a la familia. No es para menos; la crueldad inimaginable de ese asesinato es algo que la sociedad y el Estado no deben dejar pasar por alto. Más aún cuando se sabe que ese crimen es una expresión extrema de un fenómeno endémico de maltrato infantil y violencia intrafamiliar en Colombia.

De llegar a confirmarse que la muerte de los 19 jóvenes del sur de Bogotá ocurrió a manos de la Fuerza Pública, éste sería un acto tan macabro como el del niño asesinado en Chía (si es que alguna comparación puede hacerse entre actos de semejante inhumanidad). Sin embargo, ni la sociedad, ni los medios, ni la Iglesia —mucho menos el Estado— parecen escandalizarse por lo sucedido con esos jóvenes. Uno podría pensar que eso se debe a que la autoría de los hechos no ha sido plenamente confirmada todavía. Pero me temo que cuando se confirme tampoco va a pasar mayor cosa, como no pasó en ocasiones anteriores cuando se comprobó la participación de la Fuerza Pública en la desaparición de personas inocentes e indefensas. Aquí tampoco estamos —como en el caso del niño— ante un hecho aislado y extraordinario, sino ante la manifestación extrema de un fenómeno más amplio de violación de derechos humanos por parte del Estado colombiano.

Desde hace muchos años existe una honda preocupación en Colombia por el deterioro de la familia. Ese deterioro es particularmente grave si se tienen en cuenta que en este país, la sociabilidad, es decir la formación de seres sociales —o sociables— ha sido un asunto más confiado a la familia y a la Iglesia que al sistema educativo o al Estado. Pero la pérdida de credibilidad de la Iglesia, la corrupción, el conflicto armado y el narcotráfico están dando al traste con ese modelo tradicional de convivencia.

Para salir de ese proyecto suicida de sociedad —en donde los padres matan a sus hijos por dinero— necesitamos fortalecer al Estado para que defienda a la familia a través de una educación pública fuerte y de un sistema penal implacable con los infractores.

Pero todo eso sería más fácil si el mismo Estado, que está llamado a proteger a la sociedad y a la familia, no anduviese, como el asesino de Chía, matando y desapareciendo a personas indefensas.

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El Socialismo democrático

Reflexiones del compañero Fidel: EL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO
ESPECIAL PARA CUBADEBATE, 2008-09-26

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No deseaba escribir una tercera reflexión consecutiva, pero no puedo dejarla para el lunes.

El “capitalismo democrático” de Bush tiene una respuesta exacta: el socialismo democrático de Chávez. No habría forma más precisa de expresar la gran contradicción entre el Norte y el Sur de nuestro hemisferio, entre las ideas de Bolívar y las de Monroe.

El gran mérito de Bolívar es haberlo planteado cuando no existían los medios modernos de comunicación y ni siquiera el Canal de Panamá. Tampoco existía el imperialismo de Estados Unidos; eran simplemente las Trece Colonias de habla inglesa que, unidas, se independizaron en 1776 con la ayuda de Francia y España.
Cual si fuese capaz de ver a través de los siglos, El Libertador proclamó en 1829: “... los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad.”

Hugo Chávez es un soldado venezolano en cuya mente germinaron de modo natural las ideas de Bolívar. Basta observar cómo transitó su pensamiento por etapas diversas del desarrollo político a partir del origen humilde, la escuela, la academia militar, la lectura de la historia, la realidad de su país y la humillante presencia del dominio yanqui.

No era general ni tenía a sus órdenes los institutos armados; no dio ni podía dar un golpe, no quería ni podía esperar. Se rebeló, asumió la responsabilidad por los hechos, convirtió la prisión en escuela, se ganó al pueblo y lo conquistó para su causa desde fuera del poder; ganó las elecciones a través de una Constitución burguesa, juró sobre el moribundo documento una nueva ley de leyes, chocó con ideas preconcebidas de izquierda y derecha e inició la Revolución Bolivariana en las más difíciles condiciones subjetivas de toda la América Latina.

Durante diez años, desde la Presidencia de su país, Chávez no ha dejado de sembrar ideas incesantemente dentro y fuera de su Patria.

Ninguna persona honesta puede dudar de que en Venezuela hay una verdadera revolución en marcha, y que allí se desarrolla una excepcional lucha contra el imperialismo.

Debe señalarse que Chávez no descansa un minuto, lucha dentro de Venezuela y a la vez viaja sistemáticamente a las capitales de países de América Latina y a naciones importantes de Europa, Asia y África. Se comunica hora por hora con la prensa nacional e internacional, no teme abordar cualquier tema, es escuchado con respeto por los principales líderes del mundo, hace uso correcto y eficaz del poder real de su Patria como país que posee las mayores reservas de petróleo probadas del mundo, unido a la existencia de abundante gas, y elabora un programa nacional e internacionalista que no tiene precedentes.

Cuando firma un acuerdo de asociación de Gazprom de Rusia y PDVSA de Venezuela para la búsqueda y explotación de hidrocarburos, está creando un consorcio en ese campo que no tiene igual en el mundo. Su asociación económica con China, Rusia, países de Europa y otros con recursos abundantes de América Latina y África, desata fuerzas liberadoras para abrir paso a un mundo multipolar. No excluye a Estados Unidos del suministro de energía y el intercambio comercial. Es una concepción objetiva y equilibrada.

Plantea para su propia Patria una revolución socialista, sin excluir importantes factores productivos.

Para nuestra Patria, en un momento histórico en que ha sido golpeada por la naturaleza y los embates criminales del decadente imperio, constituye un verdadero privilegio contar con la solidaridad de Chávez. Jamás se escuchó una frase tan internacionalista y solidaria como la que dirigió a nuestro pueblo: “¡La tierra de Venezuela es también tu tierra!”

El imperialismo trata de liquidarlo políticamente o eliminarlo a cualquier precio, sin reparar en que su muerte constituiría una catástrofe para Venezuela y para la economía y la estabilidad de todos los gobiernos de América Latina y el Caribe.

Mis conversaciones con él se caracterizan por el punto de vista que sostengo de que en este instante lo más importante es salvar a Venezuela de la embestida política del gobierno de Estados Unidos. Durante su última visita discutimos sobre la magnitud del apoyo que ya nos brinda y el que desea brindarnos, y nuestra sugerencia de que concentre el máximo de recursos posible en la batalla interna que hoy libra contra la ofensiva mediática y los reflejos condicionados sembrados durante muchos años por el imperialismo.

Desde ahora hasta el 23 de noviembre la batalla que se libra es de gran trascendencia, y no deseamos que el apoyo a Cuba sea tomado como pretexto para golpear a la Revolución Bolivariana.

Los 92 obreros de la construcción venezolanos integrantes de las Brigadas Socialistas de Trabajo Voluntario, enviados a edificar viviendas en Pinar del Río, constituyen todo un símbolo de nuestra época.

Se viven instantes de mucha importancia. La consulta popular para aprobar la nueva Constitución en Ecuador pasado mañana tiene gran trascendencia. Chávez se reunirá el lunes en Brasil con el presidente Lula. Esta noche hay un debate televisado Obama-McCain. Todas son noticias importantes.

Por ello no quiero dejar para el lunes estas líneas, ya que Chávez mañana sábado estará de regreso en su Patria y hablándole de nuevo a su pueblo el domingo. Él siempre utiliza algo de estas reflexiones en su batalla.

Fidel Castro Ruz

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Septiembre 26 de 2008

5 y 56 pm



Por : Fidel Castro
Sábado 27 septiembre 2008

sábado, 27 de septiembre de 2008

Jóvenes desaparecidos que resultaron muertos en combates con el Ejército

Los 16 jóvenes de Risaralda, desaparecidos en hechos diferentes, salieron de varios barrios de Pereira, al igual que de Santa Rosa y La Virginia a trabajar, pero nunca regresaron a sus casas. Familias aseguran que no eran guerrilleros.

Jóvenes desaparecidos que resultaron muertos en combates con el Ejército
“En Risaralda también hay madres que lloran a sus hijos”

Redacción Judicial

El caso de los 16 desaparecidos de Risaralda que fueron reportados como bajas del Ejército en lo que va de este año, no ha sido tratado de una manera equitativa al igual que lo sucedido en Ocaña con los 19 jóvenes que fallecieron en las mismas condiciones.

Así lo indicó a LA TARDE el gobernador de Risaralda, Víctor Manuel Manuel Tamayo. “En el caso de Risaralda se ha minimizado el hecho que es tan grave como los ocurridos en otros departamentos. Debe dársele el tratamiento que se le está dando al caso de los muchachos de Ocaña por la gravedad del problema”.

El mandatario departamental dijo que las autoridades, en este caso, el director del CTI, Jorge Mario Trejos, se encargó en su momento de pasar toda la información recaudada de los risaraldenses muertos en extrañas circunstancias a la Unidad de Derechos Humanos de la cual se espera informe pronto sobre cómo va la investigación.

“Al igual que en otras partes, aquí en Risaralda también hay madres que lloran a sus hijos, por eso sea aquí o en Bogotá, me parece bien que estén adelantando las investigaciones pero que sean asumidas con prevalencia e importancia como en otras zonas”.

También investigarían casos de Risaralda

Pese a que en medios nacionales no se ha mencionado al Departamento con relación a que se creará una fuerza de tarea especial para investigar estas muertes (decisión tomada el lunes por altos mandos), el defensor del Pueblo regional, Luis Carlos Leal Vélez, aseguró que no sólo será para trabajar en aclarar qué pasó con los jóvenes de Bogotá, sino también de Risaralda y en otras zonas.

“Hablé directamente con el asesor del SAT (delegado para este departamento del Sistema de Alertas Tempranas del Ministerio del Interior y de Justicia) quien estuvo en la reunión en Bogotá, y me dijo que la medida se tomó para todo el país”.

Las principales conclusiones a las que llegaron fueron que se creará una comisión especial para determinar qué sucedió con los desparecidos. La segunda, es que de ahora en adelante todas las denuncias de casos similares serán manejadas única y exclusivamente por la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalía.

Que se vean los resultados
Entre tanto Leal Vélez, dijo que le solicitará a la Unidad de Derechos Humanos Nacional, como representante de la Defensoría, un informe detallado de cómo va la investigación de los 16 risaraldenses que desaparecieron en diferentes circunstancias.

“La Defensoría maneja dos hipótesis: El posible reclutamiento por parte de grupos armados al margen de la ley, por lo que hay que mirar qué está pasando. Si es que no hay opciones de trabajo, de vida, y por eso el Estado tiene que entrar en este proceso. La otra es que podría tratarse de falsos positivos y esto es muy delicado, un fenómeno nacional que necesita la intervención del Estado, urgente”, aseveró el funcionario.

La ONU puso sus ojos en el caso
La Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, ONU, señaló “de establecerse la responsabilidad de miembros de la fuerza pública, directa o en modalidades de tolerancia, aquiescencia, complicidad o apoyo en este tipo de hechos, se configurarían graves violaciones de derechos humanos, que incluirían la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial”. Hizo un llamado a todas las autoridades judiciales para “esclarecer y poner fin a las prácticas y patrones de presuntas ejecuciones extrajudiciales”,

La organización informó que tiene información sobre la desaparición y muerte de muchachos en otras ciudades del país como Montería y Medellín, Toluviejo (Sucre), Sahagún (Córdoba) y Remedios (Antioquia). Señaló que a fines del 2007 alertó a las máximas autoridades del país sobre hechos similares a estos, ocurridos en Sucre y Córdoba, donde varios jóvenes fueron reportados como muertos en combate.

Desde entonces hasta ahora van más de 35 casos y a pesar de que se le pidió al alto mando militar tomar las medidas necesarias, no ha habido resultados, informó la entidad.

Sobre el grupo especial
Colprensa

El grupo de “fuerza de tarea especial” creado para investigar las causas de la muerte de los jóvenes, reportados como guerrilleros, fue hecho por el vicepresidente de la República, Francisco Santos Calderón, luego de una reunión de tres horas en el Ministerio de Defensa, con la participación del Viceprocurador, el Fiscal General, el Defensor del Pueblo, los Altos Mandos Militares y el jefe de la cartera de Defensa.

“Sólo la justicia va a determinar lo sucedido, en ese sentido se ha acordado apoyar totalmente la labor de la Fiscalía y la Unidad Nacional de Derechos Humanos, de Policía Judicial y del Cuerpo Técnico de Investigación”, explicó Santos Calderón.

El Vicepresidente manifestó que la Fiscalía también creará un protocolo especial para identificar a los N.N., supuestamente muertos en combate, lo más rápido posible.

Las palabras del funcionario buscan frenar versiones según las cuales miembros de la Fuerza Pública estarían involucrados en aparentes ejecuciones extrajudiciales de jóvenes.



Continúa el paro de los corteros de caña de azúcar del Valle y Cauca - Colombia
Ministro de "Protección Social" amenaza a trabajadores de la caña de azúcar

La Comisión Negociadora del Movimiento de Trabajadores de la industria de la Caña de Azúcar, 14 DE JUNIO, inició a partir del, Lunes 15 de septiembre, desde las 03:00 de la mañana, una Asamblea Permanente con cese de actividades en siembra, campo, cosecha y fábrica en todas las empresas azucareras del Valle geográfico del Rio Cauca (Valle del Cauca, Cauca y Risaralda), dada la negativa de la Asociación de cultivadores de Caña de Azúcar, ASLos corteros exigen ser reconocidos como trabajadoresOCAÑA para negociar con los trabajadores, el Pliego Único de Exigencias presentado el día 14 de julio de 2008. Esta asamblea permanente con cese de axctividades ha sido propiciado por la actitud agresiva de ASOCAÑA, al desconocer los derechos humanos y laborales e intimidarnos con la militarización de los ingenios y las permanentes amenazas de suspensión y despido. Las esposas y parientes de los corteros de caña han salido a las calles masivamente en Pradera y Cerrito para apoyar el moviiento huelguístico.

Los trabajadores de siembra, campo, cosecha y fábrica al servicio de la industria azucarera exigen condiciones de trabajo dignas, porque no pueden seguir esclavizados bajo el sistema de contratistas y cooperativas con más de 14 horas de trabajo diarias para recibir un salario miserable que no alcanza los 400 mil pesos mensuales; exigen un contrato formal de trabajo, plenos derechos laborales sindicales en la industria azucarera, un medio ambiente sano, salud, vivienda y educación para nuestras familias, derechos consagrados en la Constitución Nacional y la Ley.

Más información en el Blog de los Corteros de Caña

ACCCION URGENTE: MINISTRO DE LA PROTECCION SOCIAL VUELVE A PONER EN RIESGO LA VIDA DE LOS TRABAJADORES CORTEROS DE CAÑA.

Nuevos señalamientos...
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La CORPORACIÓN HUMANIDAD MAESTRA VIDA, informa a la opinión pública nacional e internacional que a pesar de que el pasado miércoles 24 de septiembre, el Ministro de la Protección social escuchó personalmente a los líderes del Movimiento de Trabajadores de la Industria de la Caña 14 de junio y a la Central Unitaria de Trabajadores CUT, en una reunión en la que los trabajadores presentaron sus justas peticiones y le reclamaron por los señalamientos que había realizado en contra de los trabajadores el día anterior, indicándole que con eso "les había puesto una lápida encima", y pese a que el día de ayer se presentó una primera reunión de acercamiento con ASOCAÑA y los Ingenios Azucareros en la que se inició un principio de acuerdo hacia la constitución de una mesa de negociación.

El día de hoy el Ministro de la Protección Social, Diego Palacio y el comandante de la Policía del Valle del Cauca, han realizado falsos señalamientos en contra de los trabajadores, indicando nuevamente el ministro que detrás de ellos hay fuerzas oscuras e insinuando la infiltración de la guerrilla y el comandante de la policía que en el ataque realizado por el ESMAD el día de ayer contra los trabajadores que se encuentran en Asamblea Permanente en el ingenio CENTRAL TUMACO, los trabajadores agredieron a la policía con armas de fuego y explosivos, ambas situaciones completamente falsas que buscan inexplicablemente generar obstáculos al proceso de negociación que ya se ha iniciado.

Esta actitud es desde todo punto de vista reprochable, mas aún si proviene del Ministro de la Protección Social quien debería por el contrario desarrollar un papel de mediación y búsqueda de soluciones negociadas a este conflicto laboral.

Responsabilizamos al Ministro del Interior de cualquier ataque que se presente contra los trabajadores que a esta hora se encuentran acompañados de sus familias en Asamblea permanente en ocho ingenios del Valle del Cauca y Cauca.

Exigimos al Ministerio de la Protección Social y a los Comandantes del Ejército y la Policía el Valle del Cauca y Cauca que se abstengan de agredir verbal y físicamente a los trabajadores corteros de caña que se encuentran en Asamblea Permanente reclamando sus derechos.

Solicitamos a la DEFENSORIA DEL PUEBLO y A LA PROCURADURIA GENERA DE LA NACION que hagan presencia inmediata en las puertas de los ingenios en donde actualmente se encuentran los trabajadores con el fin de realizar labores de verificación y protección frente a previsibles agresiones por parte de la fuerza pública en las próximas horas.

De la misma forma solicitamos a la Cruz Roja Internacional y a la Oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas que se inicien acciones de verificación de la situación de los corteros de caña en el Valle del Cauca y Cauca.

CORPORACION HUMANIDAD MAESTRA VIDA

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Anexo: carta abierta entregada por los trabajadores el pasado 24 de septiembre al Ministro
por Movimiento 14 de Junio Friday, Sep. 26, 2008 at 6:56 PM
corteros@gmail.com

Anexo: carta abierta...
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Palmira, 24 de septiembre de 2008
Doctor
DIEGO PALACIO
Ministro de la Protección Social
Ciudad

Los abajo firmantes, miembros del Movimiento de Trabajadores de la Industria de la Caña 14 de junio, por medio del presente escrito dirigimos a usted la siguiente carta abierta con el fin de señalar lo siguiente:

1. Que desde hace años venimos siendo explotados por los ingenios azucareros del Valle del Cauca y del Cauca, recibiendo salarios de hambre que no alcanzan para suplir las necesidades básicas de nuestras familias, a pesar de trabajar mas de 12 horas diarias en duras jornadas en la suerte regando, picando, sembrando y cortando caña, dañando nuestra salud pues muchos de nosotros resultamos enfermos de la columna, de las extremidades y de los ojos debido a las condiciones en que tenemos que laborar.

2. Que hemos solicitado a los ingenios azucareros y a Asocaña que se mejoren nuestras condiciones laborales, con mayor estabilidad laboral, mejores salarios, dotación y vestuario, control de la mecanización, inversión social en las comunidades y no represión y respeto a los derechos humanos.

3. Estas exigencias las hicimos a través de un pliego único que entregamos a Asocaña y a los Ministerios de la Protección Social y de Agricultura, esperando que usted se ocupara de la grave situación de violación de derechos laborales y humanos de la que somos victimas nosotros y nuestras familias.

4. Nuestras exigencias han sido respaldadas incluso por la Honorable Corte Constitucional que en sentencia de tutela numero T-504, señaló cómo las ofertas mercantiles entre los ingenios y las cooperativas no hacían otra cosa que encubrir un contrato realidad, es decir, una verdadera relación laboral entre los trabajadores y los ingenios.

5. Sin embargo, no hemos recibido ningún tipo de respaldo por parte del gobierno nacional y por si esto fuera poco tuvimos que escucharlo a usted en la noche de ayer diciendo que nosotros no somos trabajadores sino que somos subversivos, encapuchados, agitadores y anarquistas.

6. Señor Ministro, rechazamos totalmente las palabras pronunciadas por usted en la noche de ayer y le pedimos que las rectifique ante la opinión pública puesto que con ellas nos ha puesto en grave peligro a nosotros y a nuestras familias. Por que si visitó el Valle del Cauca y se reunió con los empresarios y con los trabajadores de los sindicatos patronales, no se reunió con nosotros que somos los protagonistas de este conflicto y que somos los que le podemos decir la verdad sobre las condiciones en que vivimos?

7. Señor Ministro, tan justa es nuestra lucha que no solamente la estamos dando nosotros, sino que nuestras esposas e hijos nos acompañan.En las imágenes anteriores, usted puede ver a nuestras familias marchando por las calles de los diferentes municipios del Valle del Cauca y del Cauca, exigiendo justicia social, exigiendo que nuestro ingreso mejore para que sus vidas también puedan mejorar.

8. Nuestras familias nos acompañan a esta hora en las concentraciones que realizamos en los ingenios y como lo señalaron el pasado lunes 22 de septiembre en el parque principal de Palmira, están viniendo a acompañarnos en las puertas de los ingenios, así que señor Ministro si usted quiere venir a verificar quienes están en estas concentraciones lo que va a encontrar son familias, hombres, mujeres y niños humildes y honestos luchando por sus derechos, no subversivos, agitadores ni anarquistas.

9. Por lo anterior señor Ministro, cualquier ataque contra los trabajadores en los ingenios, será un ataque contra familias enteras que estamos aquí resistiendo, peleando por unos derechos que usted no ha protegido como le corresponde.

10. Finalmente solicitamos a los organismos de control del estado, a la OIT, a la Oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas en Colombia, a la Cruz Roja Internacional y demás organismos humanitarios y de derechos humanos nacionales e internacionales, que hagan presencia inmediata en las puertas de los ingenios, para que verifiquen las condiciones en que nos encontramos y para que garanticen que no se presenten ataques contra nuestra vida e integridad personal.

Cordialmente,

COMITÉ COORDINADOR Y COMISION NEGOCIADORA

MOVIMIENTO DE LOS TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA DE LA CAÑA DE AZÚCAR "14 DE JUNIO"

CORPORACION HUMANIDAD MAESTRA VIDA

CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES – CUT

SINALTRAINAL

LUCHAMOS POR NUESTRAS FAMILIAS





En Bolivia un sector minoritario de poder, en defensa de sus intereses económicos y con el apoyo político y financiero de Estados Unidos, busca voltear al gobierno popular del presidente Evo Morales; o en su defecto fracturar el país en el intento de provocar una guerra civil. El accionar de estos grupos xenófobos constituye un ataque a la democracia y al derecho a la autodeterminación y al respeto por los derechos humanos del pueblo de Bolivia.

A los asesinatos de los campesinos, a manos de asesinos a sueldo, en el Departamento Pando, se suman los ataques a otras comunidades y a las radios asociadas a ERBOL y ALER. Al mismo tiempo se encuentran bajo amenaza compañeros de radio Alternativa de Santa Cruz; radio San Miguel de Riberalta, Beni; radio Aclo de Tarija; radio Ichilo, provincia Yapacani, Santa Cruz. En este escenario, las grandes corporaciones mediáticas juegan, como siempre, desinformando y tergiversando de los hechos.

lunes, 1 de septiembre de 2008

HABLEMOS SIN CAPUCHA... NO MAS MUERTOS POR OPINION...!



Reyes remplaza a google

CRIMINALIZACIÓN DE LA OPOSICIÓN, CRIMINALIZACIÓN DE LA PALABRA

La postura del presidente de la República es censurable e inadmisible, queriendo involucrar a toda la oposición con el grupo guerrillero de las FARC, ya no solamente hablamos de los comunistas, el

Polo
y sus parlamentarios, también hablamos dereconocidos periodistas, académicos, defensores de derechos humanos, investigadores, congresistas de otros partidos que divergen de él, sumando a todo aquel ciudadano que reclame sus derechos.

Cada vez que se encuentran más argumentos que demuestran la ilegitimidad de su gobierno, de manera furiosa y recurriendo maniáticamente al "computador de reyes" -que resulto mejor que google, pues allí se encuentra cada uno de los colombianos que no comparten su política-, sale de inmediato en todos los medios, a grito dictatorial propio de un régimen mafioso, con agravios, acusaciones y señalamientos a intentar desvirtuar su opositor. A partir de sus aparatos de "inteligencia" Uribe afirma complots contra su gobierno y niega complots contra instancias judiciales, preparadas desde "casa de nari".

Resulta evidente este intento afanoso por ocultar los desmanes e infortunios que con más fuerza arroja este proceso de la parapolítica o parauribismo. Como un juego de naipes que va cayendo, uno a uno de sus condiscípulos desde funcionarios hasta miembros de su propia familia van siendo vinculados por sus nexos con paramilitarismo, algunos ya tras las rejas, otros con artimañas políticas y jurídicas soterradas y no por su inocencia, vienen quedando en libertad.

Sin capuchas: hablemos
por Rafael Fernando Henao Cárdenas
Friday, Sep. 12, 2008 at 10:04 AM
editorial@latarde.com

Las Universidades son escenarios de diversidad

12/09/2008 - Las Universidades son escenarios de diversidad. Son el reflejo del país y en su mayoría albergan lo heterógeneo, salvo aquellas de carácter privado que en su selección de estudiantes, tienen la intención de preparar dirigentes para mantener y hacer parte de las grandes cúpulas de poder. Las públicas luchan por sobrevivir y aumentar su cobertura prescindiendo de detectar ideologías. Es por lo tanto natural que al interior de las instituciones de educación superior, cohabiten diferentes concepciones políticas y religiosas. Las diferentes maneras de concebir e interpretar asuntos divisorios, conviven por lo general en forma pacífica. Es sano y necesario que las universidades faciliten el diálogo civilizado, la crítica, el debate libre de las ideas, el pluralismo y sean cultoras de la diferencia, como presupuesto del respeto por los derechos humanos.

Las denuncias presentadas por la senadora Gina Parody, acerca del proselitismo subversivo hecho por estudiantes pertenecientes al movimiento bolivariano, extendido según dicen, por el Presidente Chávez de Venezuela, conlleva a varias reflexiones. En primer lugar sí debe preocupar que exista un plan de las FARC para infiltrar las universidades, aunque se debe profundizar en el objetivo que con ello se persigue. Teniendo en cuenta que la estrategia de seguridad democrática ha acorralado a la guerrilla armada, es posible que esté en busca de espacios políticos. El Estado y las autoridades están en la obligación de combatira los alzados en armas, pero no así a los alzados en palabras. Resulta peligroso para la democracia etiquetar de subversivo o terrorista al que discrepa o disiente. El ideal político consiste en preferir la expresión de la inconformidad por vía hablada, donde el papel del Estado sea abstenerse de acallar o marcatizar a los contradictores. El sólo hecho de promover el abandono de las filas guerrilleras, es prueba de que el Estado es capaz de reincorporar personas a la civilidad, que no necesariamente renuncian a sus ideas. Sería más práctico y menos costoso evitar, que una opción para un colombiano sea enrolarse en la guerrilla. Necesitamos no sólo oportunidades para vivir con los mínimos garantes de dignidad humana y al igual más apertura para la confrontación libre, segura y tranquila de las ideas.

En Colombia sólo escuchamos lo que dice el Presidente y sus aliados, con la complacencia de los grandes pulpos de la información. Todo el que critica y pone en entredicho al actual gobierno es sometido al escarnio público. En realidad la opinión contraria a la gavilla gubernamental, se convirtió en delito. Los beneficiados del régimen actual son contestarios, no escuchan ni analizan, atacan y francamente carecen de argumentación.

Respecto al caso que alarma a la senadora Parody, lo verdaderamente lamentable es que se expongan ideas o propuestas por encapuchados. Ella con serenidad y a la vez con contundencia decía que Lenín, ni Castro adelantaron su trasegar con capuchas. Tiene razón, pero se trata de personas y momentos históricos distintos. Hoy y más en Colombia, poseer una calcomanía con la imagen del Che, puede ser una amenaza terrorista. En la medida en que se reprima la posibilidad de conversar o discutir con la cara descubierta, aumentará la clandestinidad. Creo que muchas personas quisieran estar en foros abiertos diciendo lo que piensan, desahogándose, sin temor a seguimientos, etiquetamientos e incluso sin miedo a perder su integridad personal y la vida. El principal ícono que tienen los colombianos es el señor Presidente, quien se encoleriza frente a un estudiante, que sin capucha, lo cuestiona. En una democracia verdadera nadie tiene que usar capuchas para expresarse. La violencia y las máscaras son el fracaso de la política. La Unión Patriótica intentó discutir sin capuchas y fue exterminada. La senadora Parody debería promover un foro nacional de desahogo. Un cara a cara o al menos murales para el disentimiento. Tenemos que aprender a escucharnos y a pesar de los desacuerdos, considerar al otro como legítimo en la diferencia. Nadie debería cubrirse el rostro para comunicarse y menos en las universidades.

© LA TARDE - Pereira

Culminó con éxito marcha nacional contra el hambre y la pobreza
por Hernán Durango Saturday, Sep. 13, 2008 at 9:16 AM
duranhernan@hotmail.com

Con completo éxito culminó esté viernes en la capital colombiana la marcha contra el hambre y la pobreza, proveniente de la ciudad de Popayán, capital del Departamento del Cauca, que involucró a centenares de indígenas, campesinos, representantes de organizaciones cívicas, comunitarias y sindicatos de la región del sur del país, quienes vivieron al Distrito Capital para denunciar ante el ejecutivo nacional y la opinión pública nacional e internacional la grave problemática de exclusión social, hambre y miseria en la que se debaten día a día los habitantes.

Culminó con éxito ma...

COLOMBIA: Culminó con éxito marcha nacional contra el hambre y la pobreza



Hernán Durango


Bogotá- Con completo éxito culminó esté viernes en la capital colombiana la marcha contra el hambre y la pobreza, proveniente de la ciudad de Popayán, capital del Departamento del Cauca, que involucró a centenares de indígenas, campesinos, representantes de organizaciones cívicas, comunitarias y sindicatos de la región del sur del país, quienes vivieron al Distrito Capital para denunciar ante el ejecutivo nacional y la opinión pública nacional e internacional la grave problemática de exclusión social, hambre y miseria en la que se debaten día a día los habitantes.


Al llegar de Soacha a Bogotá por la Autopista sur, los marchantes fueron recibidos por líderes de organizaciones populares de las localidades de Ciudad Bolívar y Bosa, pernoctando el jueves en el polideportivo del Barrio La Estancia donde realizaron intercambios con estudiantes y habitantes de los barrios circunvecinos. Desde ese lugar partió la movilización el viernes 12 de septiembre hacia el centro de Bogotá tras un largo recorrido por la autopista sur, la carrera 30, avenida 26 y carrera séptima hasta llegar a la Plaza del sector comercial de San Victorino donde estaba instalada una tarima con sonido en la que los voceros del movimiento de protesta leyeron documentos con las principales exigencias al estado colombiano con miras a establecer mesas de diálogo con representantes de la Casa de Nariño.


La imponente movilización con toda su dosis de combatividad, unidad, firmeza y alegría recibió a estudiantes del SENA que incorporaron, lo mismo que a estudiantes de la Universidad Distrital y varios sindicatos de la ciudad. Por el centro de Bogotá se desplazó una majestuosa movilización muy aplaudida por los transeúntes que sirvió para cerrar con broche de oro una caldeada semana en Colombia cuya característica fueron los paros y protestas laborales.



Pronunciamientos y saludos a los marchantes del Cauca



Fuerzas políticas y sociales de Bogotá y el país emitieron sus voces de respaldo a la heroica marcha campesina e indígena. El concejal de Bogotá por el Polo Democrático y secretario general del Partido Comunista, Jaime Caycedo Turriago; El movimiento estudiantil y trabajadores del SENA, Unión de Empleados Bancarios UNEB, Consejo Regional Indígena del Cauca; Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado MOVICE; Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos CPDH; entre otras fundaciones, corporaciones, asociaciones comunitarias expresaron apoyo a la lucha popular.



24 millones y medio de colombianos en la pobreza es una cifra ofensiva que llama a la vergüenza, a la indignación y a la protesta. No debería existir un objetivo distinto para la sociedad y el estado que revertir de la manera mas expedita posible esta gravísima realidad, sostiene el concejal Caycedo en su comunicado.



Agrega que “esta brava y heroica marcha nacional contra la pobreza tiene el valor adicional de enrostrarle a la comunidad toda su propia realidad, esa que la acorrala a diario pero que por gracia de la manipulación del poder político y de los grandes medios de información queda escondida detrás del discurso y de la práctica guerrerista de un estado mafioso”.



Arranca el encuentro nacional de organizaciones sociales y populares




Los marchantes del sur y el occidente colombiano participarán el 13 y 14 de Septiembre en el encuentro nacional de organizaciones sociales y populares que tendrá lugar en la sede sur de la Asociación Distrital de Educadores ADE. Los organizadores de la movilización anunciaron que mantendrán el ambiente de lucha hasta encontrar salidas favorables a sus exigencias. Durante la próxima semana una comisión de ellos se quedará en Bogota realizando gestiones y contactos con los parlamentarios del Polo Democrático y las centrales obreras a fin de lograr audiencias con funcionarios del alto gobierno.


COLOMBIA: Culminó con éxito marcha nacional contra el hambre y la pobreza
por Hernán Durango Saturday, Sep. 13, 2008 at 9:16 AM
duranhernan@hotmail.com - -

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Inmensa solidaridad de los bogotanos en el puente de la carrera décima con avenida 26

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por Hernán Durango Saturday, Sep. 13, 2008 at 9:16 AM
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El pueblo uniformado de la policía nacional marchó junto a campesinos, indigenas y obreros. Los cretinos del ESMAD no tuvieron oficio ese día

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por Hernán Durango Saturday, Sep. 13, 2008 at 9:16 AM
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Los desarraigados y exluidos por el regimen de Uribe no quieren limosna, exigen soluciones de fondo a la pobreza

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por Hernán Durango Saturday, Sep. 13, 2008 at 9:16 AM
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Aspecto de la larga marcha a su paso por la autopista sur





Reportaje


Fiesta de sangre





En El Salado fueron asesinadas 66 personas, entre hombres mujeres y niños. SEMANA reconstruye cómo se planeó y ejecutó la peor masacre cometida por los paramilitares. Por Marta Ruiz. Fecha: 08/30/2008 -





Dos mujeres se aferran al cuerpo sin vida de un hombre asesinado en El Salado durante la masacre de febrero del año 2000. Las huellas de la sangre en las orejas y el vientre remendado demuestran la crueldad con la que fue asesinado



Con una pistola en la mano, y un puñal en la otra, el ‘Gallo’ buscaba casa por casa a la mujer que él creía era la novia de ‘Martín Caballero’, el jefe del Frente 37 de las Farc. El paramilitar costeño, gritón y vulgar, recorrió las calles de El Salado, un pueblo remoto incrustado en los Montes de María, dando patadas a las puertas y amenazando con sus armas a todas las muchachas que se encontraba a su paso. Hasta que encontró a Nayibis Contreras. Ella apenas sobrepasaba los 16 años. Tenía el pelo negro y largo, y aterrada intentaba esconderse en su casa. En el pueblo se rumoraba que sostenía amores con Camacho, uno de los jefes guerrilleros de la zona que habían hecho de El Salado un lugar de aprovisionamiento y descanso, pero también una retaguardia para el robo de ganado, el secuestro y las emboscadas a los militares.

Cuando la tuvo al frente, el ‘Gallo’ enredó su larga cabellera en su brazo y la arrastró sin piedad por las polvorientas calles del pueblo. Dando tumbos entre las piedras, la llevó hasta la cancha de fútbol donde se agolpaba una multitud de campesinos, convertidos a la fuerza en público de la carnicería humana que se avecinaba. Finalizaba la mañana del 18 de febrero de 2000, y un sol inclemente caía perpendicular sobre la plaza. En el piso yacía el cuerpo aún tibio de Luis Pablo Redondo, un maestro al que habían torturado y asesinado cruelmente. Lo hicieron frente a un centenar de pobladores que miraban estupefactos el espectáculo. Para empezar le quitaron las orejas con un cuchillo. Luego, lo apuñalaron decenas de veces entre las costillas y el vientre. Aún vivo, le pusieron una bolsa negra en la cabeza. Los gritos del atormentado se confundían con pequeños quejidos del público horrorizado. La voz del hombre se fue apagando y luego un tiro de fusil lo dejó todo en silencio. Ni siquiera los perros ladraron. El eco del disparo se sintió en todo el pueblo. La matanza había empezado. Y ahora Nayibis, apaleada en todo el cuerpo, estaba en el cadalso, atada al único árbol que le da sombra a la plaza, mirando de frente, con ojos despavoridos, la iglesia de la que hasta Dios había huido.



Los habitantes de El Carmen de Bolívar que tenían familiares o amigos en El Salado esperaron durante cuatro días las noticias sobre la suerte que habían corrido. Pero las autoridades sólo ingresaron a la zona cuando ya no había nada que hacer

La gente enterró a sus muertos casi una semana después de la masacre

Uber Bánquez, o ‘Juancho Dique’ ha contado detalles escabrosos sobre la masacre de El Salado, durante sus versiones libres en Justicia y Paz

La Fiscalía exhumó muchas de las fosas para establecer detalles de la matanza. Hoy se sabe que no fueron 38 sino 66 las personas asesinadas por los paramilitares


Algo va a pasar en este pueblo Los saladeños presentían que algo terrible iba a ocurrir. En los últimos meses había señales de muerte por todos lados. Pero una década atrás, nadie habría imaginado este terrible desenlace. El Salado era un corregimiento de Carmen de Bolívar, ubicado a 18 kilómetros de la cabecera municipal, por una trocha que con frecuencia se convertía en lodazal. Aun así, era una tierra promisoria, con 5.000 habitantes urbanos y otro tanto en las veredas, que soñaba crecer un poco más para alcanzar la anhelada categoría de municipio, lo que significaría más inversión pública. El Salado, además, se había convertido en una especie de oasis agrario, rodeado de arroyos y cerros verdes, en medio de una geografía adusta y desértica y de la inmensa pobreza de los Montes de María, que atraviesan Bolívar y Sucre. Tenía un centro médico envidiable, con enfermera, odontólogo y hasta ambulancia; varias escuelas y un colegio donde los muchachos estudiaban hasta noveno grado; dos concejales y hasta estación de Policía. Todos tenían su pedazo de tierra, en promedio de 40 hectáreas, donde se cultivaba tabaco en grandes cantidades, maíz, ñame y yuca. Los hombres sembraban, recogían y secaban el tabaco, mientras las mujeres, contratadas por dos grandes empresas –Espinoza y Tayrona–, lo seleccionaban, prensaban y empacaban; lo que le dio una incipiente cultura fabril al pueblo. Edita Garrido, una delgada mujer que pasa los 40 años, de ojos negros vivaces y una sonrisa a la que le asoman unos cuantos dientes, recuerda estas épocas como las mejores de su vida: “Todos los días estábamos allá hasta las 4 de la tarde. Éramos 80, tal vez 100. En medio del trabajo nos reíamos con los cuentos de Julia Gómez, una compañera que nos entretenía tanto, que varias veces la echaron, pero tenían que volver a llamarla, porque el trabajo no era lo mismo sin ella”. Edita dice que no se conocía el hambre y que la abundancia era tal, que el rico del pueblo, Don Eloy Cohen, mataba una vaca día de por medio y vendía hasta el cuero. La gente tenía dinero para comprar lo básico, y aun más. La prosperidad había hecho que la guerrilla pusiera sus ojos en El Salado. Los frentes 35 y 37 de las Farc hostigaban con frecuencia a la decena de policías que mal armados intentaban defenderse, hasta que un día vino un helicóptero y se llevó para siempre a los agentes. Así, El Salado quedó expuesto a su suerte y a las Farc. Los saladeños probaron el amargo sabor de la violencia guerrillera, que ya se había extendido por todo el país y que incluso tenía acorralados a muchos pueblos. Empezaron las extorsiones a los campesinos más pudientes. Santander Cohen –hijo del patriarca Eloy Cohen– se negó a pagarles y de inmediato se convirtió en objetivo militar. Cohen tenía una estrecha amistad con el teniente coronel Alfredo Persán Barnes, comandante de un Batallón de la Infantería de Marina, y recurrió a él en 1995, cuando sintió que estaba acorralado en el pueblo y que la guerrilla definitivamente lo mataría. El coronel Persand entró a El Salado a rescatarlo, pero cuando salía, a sólo unos minutos del pueblo, fue emboscado por los insurgentes. Murieron Cohen y Persand, el teniente Tony Pastrana y 27 infantes de Marina. Uno de los mayores reveses de los que tenga memoria la Armada. Esa acción dejó una marca indeleble en El Salado. En adelante, este sería considerado un pueblo guerrillero, incriminado por no haber advertido a los militares la cruenta trampa que había tendido el jefe guerrillero ‘Martín Caballero’. El ataque también fracturó la vida comunitaria. Mientras algunas personas mantenían trato cotidiano con los milicianos de las Farc que permanecían en el pueblo, otras empezaban a sentirse agobiadas por los secuestros, las vacunas y las injusticias que cometían los guerrilleros.
Pasó poco tiempo antes de que ocurriera la primera masacre. En 1997 un grupo armado, enviado al parecer por ganaderos de la zona, con lista en mano, asesinó a cinco personas, entre ellas a la maestra del pueblo. En cuestión de horas El Salado se había convertido en un pueblo fantasma. Absolutamente todas las familias salieron desplazadas, con sus trastos y sus animales, a la espera de garantías para regresar. A los tres meses, la Armada se instaló por unas semanas en el pueblo y poco a poco las familias retornaron. Para entonces, El Salado quedó reducido a la mitad de lo que era. La guerra había traído consigo la pobreza. Las tabacaleras se fueron y las incipientes exploraciones de petróleo y gas fueron suspendidas. La tensión se hizo más envolvente a finales de 1999, cuando los campesinos que trabajaban El Salado y sus alrededores vieron cómo las Farc arreaban unas 400 reses con la marca inconfundible de Enilse López, una poderosa empresaria del chance que para entonces ya era temida por todos en Magangué, ciudad a orillas del río Magdalena, que quedaba justamente a espaldas de El Salado. La ‘Gata’, como la conocían todos, se movía como pez en el agua entre los políticos de Sucre y Bolívar. Cuando su ganado desapareció de la finca Las Yeguas, Policía y militares emprendieron la inútil búsqueda. El ganado había pasado por El Salado, y de allí desapareció. La Policía pensaba que las Farc lo habían repartido entre los campesinos en lotes de cinco o seis reses, y compartido ganancia con ellos. En diciembre de ese año, un helicóptero desconocido sobrevoló el pueblo y lanzó unos panfletos en los que decía: “Cómanse las gallinas y los carneros y gocen todo lo que puedan este año porque no van a disfrutar más”. Y en enero, un campero fue detenido en la carretera, y asesinados sus cuatro ocupantes. Delcy Méndez, quien llevaba más de una década como enfermera de El Salado, pensó que no aguantaba más cuando recibió una llamada de una amiga de Cartagena quien le advirtió: “Salte de El Salado porque algo va a pasar”. Entonces cogió su ropa y, sin pensarlo dos veces, se fue para Carmen de Bolívar. Como en un cuento de García Márquez, ella dice: “No sabíamos qué iba a pasar, pero sabíamos que algo estaba por suceder”. La tenaza A principios de febrero ‘Juancho Dique’, el jefe de sicarios de los paramilitares en Sucre, recibió una llamada de Rodrigo Mercado Peluffo, ‘Cadena’, su jefe, ya para ese momento el hombre más temido en las sabanas y el golfo de Morrosquillo. ‘Cadena’ le ordenó a ‘Juancho Dique’ que reuniera unos 60 hombres en la finca El Palmar de San Onofre, a unos pocos minutos del mar Caribe. ‘Juancho Dique’ supo desde ese momento que se trataba de algo grande, un combate masivo con la guerrilla, o una masacre. ‘Dique’ había nacido en 1971 en Córdoba, en una familia campesina supremamente pobre. Siendo muy joven empezó a rebuscarse la vida como minero, hasta que ingresó al Ejército. De allí había salido en 1996 para vincularse de tiempo completo a una Cooperativa de Seguridad –Convivir– que habían fundado los ganaderos de Sucre con apoyo de la Primera Brigada de Infantería de Marina, apostada en Corozal, y cuyo jefe era ‘Cadena’, un ex informante de los militares. Según cuenta el propio ‘Dique’, en 1997, cuando las Convivir fueron prácticamente ilegalizadas, ‘Cadena’ y sus hombres se apoderaron de San Onofre. Se habían convertido en una estructura paramilitar que recibía órdenes de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, que mantenía fluidas relaciones con militares, policías, ganaderos y políticos, y que estaba haciendo del narcotráfico por el Golfo de Morrosquillo el negocio más jugoso de la región. ‘Juancho Dique’ era el jefe militar de ‘Cadena’, por eso era el comisionado para la misión que habían ordenado Castaño, Mancuso y ‘Jorge 40’: entrarían a El Salado a desterrar a la guerrilla y todos los pobladores, y dejarían instalado allí un grupo de los paramilitares. La noche del 15 de febrero salieron de San Onofre en dos camiones por la carretera principal que conduce a Cartagena, y en la madrugada se encontraron cerca de Carmen de Bolívar con otros dos grupos de paramilitares, todos estrictamente uniformados, con armas automáticas, granadas de fragmentación en las cananas y munición de sobra en las charreteras. Uno de los grupos venía de Magdalena, enviado por ‘Jorge 40’, y estaba bajo órdenes de un paramilitar llamado ‘Amaury’. El otro grupo de paramilitares venía de Córdoba, al mando de 5-7. El jefe de toda la operación era un antioqueño conocido como ‘H2’ o John Henao, cuñado de Castaño, cuya principal misión, una vez ingresaran a El Salado, era recoger todo el ganado que encontraran, atravesar el río Magdalena y dejarlo, seguramente, en las sabanas de ese departamento. Una vez reunidos los tres grupos, planearon la entrada por sitios diferentes. Un grupo entraría a El Salado por la carretera principal de El Carmen. Otro haría el ingreso por Ovejas, siguiendo la vía Flor del Monte y Canutalito, y el último llegaría por un sitio conocido como La Reforestación. En total, unos 300 hombres, guiados por cinco desertores. “Según entiendo, se habían entregado a la Infantería de Marina, y de ahí se los entregaron a ‘Cadena’”, asegura ‘Dique’. Los camiones fueron abandonados en las carreteras grandes. El recorrido hasta El Salado, según el plan trazado, se haría a pie por los caminos veredales. De esa manera irían recogiendo el ganado y matando a quienes encontraran a su paso. La orden era entrar sin piedad y hacer una tenaza sobre el pueblo. En cuestión de pocas horas, el grupo de paramilitares que iba bajo órdenes de ‘Juancho Dique’ y ‘Cadena’ había matado a 19 campesinos, casi todos ahorcados con sogas, o degollados con cuchillos, para que el ruido de los fusiles no alertara a los vecinos. ‘Cadena’ se ubicó en una finca conocida como La 18, y allí instaló una especie de hospital de campaña y de abastecimiento de armas y víveres que le traerían por helicóptero Mancuso y ‘Jorge 40’. Amaury había entrado por la vía principal, dejando tras de sí una estela de terror y muerte. En la mañana del 16 de febrero, los paramilitares detuvieron en la carretera a uno de los camperos que cada día hacían el viaje entre El Salado y Carmen de Bolívar. En el carro iban, entre otros, Edith Cárdenas, una mujer líder y reconocida por todos en El Salado. Según testimonio dado días después por María Cabrera, promotora de salud que también iba en el carro, los paramilitares miraron los hombros de Edith y los vieron marcados y asumieron que era una señal inequívoca de que la mujer cargaba morral, y que era guerrillera. En realidad, eran las marcas del uso de camisetas escotadas, para lidiar el calor de la zona. “¡Habla Edith, habla. No te quedes callada!”, le gritaba María, pero Edith no pudo hablar del miedo. La mataron. A ella y a los demás. Sólo María y otro pasajero pudieron escapar por los rastrojos, corriendo desesperados para salvar sus vidas. Para entonces ya las Farc se habían percatado de la incursión y habían salido hacia la carretera, a combatir con las autodefensas. Pero muy pronto se dieron cuenta de que los paramilitares eran muchos, tenían apoyo aéreo y que los estaban cercando. Mientras tanto en el pueblo la inquietud crecía. Por una llamada telefónica alguien supo que el campero que salió de El Salado nunca había llegado a su destino en El Carmen. Luego empezaron a llegar campesinos que huían despavoridos de las veredas que los paramilitares estaban arrasando. Los habitantes de El Salado, llenos de pánico, se reunieron sin saber qué decisión tomar. Muchos emprendieron la huida sin pensarlo dos veces. Otros entendieron que el desplazamiento era inminente cuando vieron a los guerrilleros de las Farc corriendo en retirada. Habían perdido hombres, tenían varios heridos y estaban buscando refugio en el monte. Uno de ellos alcanzó a decirles a los habitantes de El Salado: “Corran, corran que vienen a acabar el pueblo”. Teresa Castro y David Montes, una pareja que a pesar de los infortunios parece feliz, fueron de los primeros que emprendieron la retirada. “En el camino a Arenas nos reunimos en un caney de tabaco como unas 100 personas. Los niños lloraban de hambre y sed. Queríamos devolvernos, pero cuando oímos los tiros y supimos que estaban matando a la gente en los caminos, nos tiramos al monte. Duramos dos días caminando sin nada que comer. Me desmayé y les pedí a los demás que siguieran. Pero no me dejaron, y al fin pudimos salir”, cuenta Teresa. El camino fue tan tortuoso, que Helen Margarita Arrieta, una niña de apenas 6 años, murió deshidratada mientras le imploraba a una vecina que le diera agua. Pero en esas tierras no había ni una gota de líquido. Sólo el inclemente calor de la Costa. Por temor a morir de hambre y de sed muchos regresaron al amanecer del 17 de febrero. Unos a empacar sus enseres y salir definitivamente. Otros, apegados del viejo proverbio de que quien nada debe, nada teme. Una de las que regresaron fue Leticia1. “Habíamos dormido en el monte y mis hijas suplicaban por comida, así que volvimos, después de que el lechero nos dijo que en El Salado no habían entrado los paras”, recuerda. En medio de la zozobra por los disparos que se oían a lo lejos, pasaron las aproximadamente 200 personas que aún quedaban en el pueblo ese jueves 17 de febrero. La aparente calma se vino a romper el viernes a las 9 de la mañana, cuando de repente vieron el pueblo lleno de hombres armados. No hubo tiempo de huir. “Estamos en El Salado ¡no joda!. Salgan, partida de guerrilleros, que todo el mundo se muere hoy”, gritó uno de los paramilitares, y Leticia, que estaba en el lavadero, empezó a llorar porque desde ese momento supo que la tragedia tan anunciada ya era inevitable. La muerte se cernía sobre El Salado. Orgía de sangre “Cuando llegamos a El Salado mandamos a recoger la gente y la reunimos en la plaza, junto a la iglesia. Los desertores señalaban a los guerrilleros y los íbamos ejecutando”, dice sin sombra de conmoción ‘Juancho Dique’. “Llegaron tumbando puertas”, recuerda Leticia, con voz temblorosa. A empellones, el ‘Gallo’ la sacó a ella y a su familia del rancho donde vivía. Una vez en el atrio de la capilla, vio con estupor que su hijo estaba ya en el grupo seleccionado por los paramilitares. Con lágrimas en los ojos, y sacando valor de donde no tenía, les gritó a sus verdugos: “conduélanse de esa alma”, y señaló al muchacho. Por alguna razón que aún no entiende, su hijo salió ileso. Del cuerpo, pero no del alma, pues todavía no se recupera de todo lo que vio esa tarde. Las súplicas de Leticia se vieron interrumpidas por el espectáculo de Nayibis, arrastrada por la calle principal del pueblo. “La guindaron de un árbol y con las bayonetas de los fusiles la degollaron”, reconoce el paramilitar ‘Dique’ en su versión libre. Mientras tanto, un helicóptero que volaba bajito ametrallaba las casas del pueblo. En una de ellas murió destrozado por una bala Libardo Trejos, quien se escondía junto a varios vecinos, y cuya sangre bañó durante todo el día a una niña de 5 años, que desde ese día no ha vuelto a hablar ni se ha recuperado del trauma. Las víctimas, según testimonios de los sobrevivientes recogidos por SEMANA, fueron elegidas al azar. Algunos porque fueron señalados por los desertores de las Farc. Otros, como Francisca Cabrera, porque tenían mucho miedo. Otros sin explicación, como Ever Urueta, que sufría de retraso mental y fue torturado sin piedad para que supuestamente confesara que pertenecía a las Farc. Las muertes se producían cada media hora. La gente estaba bajo el sol inclemente, de pie, viendo cómo se llenaba de cadáveres la plaza, y como los paramilitares festejaban su ‘hazaña’. Los paramilitares sacaron los tambores, las gaitas y los acordeones, y con cada muerto, hacían un toque. Era un ambiente de corraleja, donde las fieras tenían la ventaja y las víctimas estaban indefensas. Los paramilitares recién reclutados pedían a sus superiores que les permitieran disparar, como si fuera un privilegio. “Ellos me decían: ‘deme la oportunidad, quiero darle de baja a una persona...’”, entonces yo se la daba, contó ‘Juancho Dique’. Como si fuera poco, violaron a una mujer varios hombres en fila. Se ensañaron en las mujeres. A algunas de ellas les metieron los alambres donde se seca el tabaco por la vagina. A todas las insultaron diciéndoles que eran las amantes de los guerrilleros. Mientras ‘Dique’, el ‘Tigre’, el ‘Gallo’ y el resto de los paramilitares se regodeaban en la humillación y el castigo a la gente, el comandante de la operación, ‘H2’, consumaba la tarea principal que se le había encargado. Tenía casi mil cabezas de ganado recogidas y empezó la marcha con ellas, guiado por el administrador de la finca Las Yeguas, de donde habían sido robadas las reses de la ‘Gata”. Al caer la noche, en la cancha yacían 18 cadáveres. El sol inflamó los cuerpos muy pronto y los cerdos, atraídos por la sangre, empezaron a devorarlos. Cuando los paramilitares dieron la orden de irse a dormir a las casas, muchos encontraron a sus familiares muertos en las calles o en los mismos ranchos. El número de víctimas ese día, sólo en la parte urbana de El Salado, ascendía a 38. Y en los alrededores ya llegaba a 28. Esa noche nadie durmió, nadie comió, nadie bebió. Y nadie habló. El silencio sólo fue interrumpido por las cigarras, el viento que levantaba los techos y las voces de los paramilitares que patrullaron toda la noche. Lejos se oían de vez en cuando disparos y risas. Al amanecer los paramilitares seguían allí. Parecía que la pesadilla nunca acabaría. Parecía que se hubiesen quedado para siempre. Entonces, mordiendo el polvo, la gente sacó mesas para poner sus muertos, abrieron la iglesia y arrumaron allí los cadáveres para salvarlos de los animales y del sol. Empezaron a cavar fosas en silencio, mientras los paras saquearon las tiendas y empezaron a beber y a bailar. Pasadas las 4 de la tarde se escucharon unos disparos al aire. Era la señal de la retirada. Empezaron a salir, borrachos, advirtiéndoles a los sobrevivientes que deberían irse y no regresar jamás. A las 5 la gente pudo por fin llorar a sus muertos. Se abrazaban unos a los otros, gritando, revolcándose en el suelo de tristeza. Maldiciendo y pidiendo castigo. Los perros, que habían estado callados todo el tiempo, empezaron a aullar desesperados. El desplazamiento empezó de inmediato. Atrás dejaban un pueblo herido de muerte. Élida Cabrera, que acababa de enterrar a su hermana, sólo atinó a pensar: “Colombia es un país corrupto. En cinco días no hubo nadie que nos ayudara”. País corrupto Una hora después de que los paramilitares abandonaron el pueblo llegó la Infantería de Marina. Ya eran las 6 de la tarde del sábado 19 de febrero. La incursión había empezado el martes. El miércoles, ya el Hospital del Carmen de Bolívar estaba atendiendo a los que habían huido por los montes. Todo el mundo sabía que estaban matando a la gente de El Salado. Menos las autoridades. Ledys Ortega, una joven líder de El Salado que ahora actúa como inspectora de Policía, fue una de las que encendieron las alarmas. “El alcalde no nos escuchó. Por el contrario, cerraron la carretera y no dejaron pasar a nadie”. La troncal de la costa empezó a taponarse por las decenas de familiares que se agolpaban allí buscando desesperadamente entrar por sus propios medios a El Salado, y ver qué estaba pasando. La Cruz Roja, los noticieros de televisión, todos estaban allí. Pero nadie pudo pasar. Los militares simplemente dijeron que la carretera estaba minada. Y que no tenían helicópteros disponibles para una operación aérea. El viernes 18 de febrero a las 8 de la noche, cuando ya la masacre estaba consumada y los paramilitares llevaban tres días cerrando su tenaza sobre El Salado, en la gobernación de Sucre se hizo por fin un consejo de seguridad, encabezado por el entonces coronel de la Armada Rodrigo Quiñones y el gobernador encargado, Humberto Vergara, reunión que bien puede pasar a los anales de la historia como la conjura de la infamia. Según reposa en el acta, el primer punto tratado fue la información del DAS sobre el robo de 500 reses pertenecientes a Miguel Nule Amín y a la esposa del ganadero Joaquín García, en la zona rural de San Onofre. Tanto el gobernador, Eric Morris –hoy condenado por pertenecer a grupos paramilitares–, como el senador Álvaro García Romero –detenido y acusado de paramilitarismo y de la haber participado en la masacre de Macayepo– y el propio Nule Amín –aliado de los paramilitares– le habían pedido a la Armada, según testimonios de los oficiales, que movieran tropas para buscar un ganado que nunca se encontró y de cuyo hurto tampoco hubo denuncia formal. Hoy muchos de estos oficiales piensan que el robo nunca existió y que sólo fue una coartada para desviar la atención de los militares y la Policía. En el tercer punto (en el acta falta el segundo) del consejo de seguridad se informa que el 16 de febrero, cuando empezaba la incursión a El Salado, la Policía vio un helicóptero Bell, azul y blanco artillado, cerca del río Magdalena y que por acción de la Armada y la Fuerza Aérea este fue inmovilizado, que los tripulantes se identificaron como miembros de las AUC y que luego incineraron el aparato. El helicóptero llevaba munición, y quienes lo piloteaban nunca fueron capturados. Hoy se sabe por testimonios de los desmovilizados que el piloto era Andrés Angarita, ex oficial de la aviación del Ejército, que llegó a tener un alto rango en las autodefensas, y que ya fue asesinado. El otro, según testimonios, era ‘Jorge 40’. Lo que nunca se ha sabido es por qué no fueron capturados, si es que el aparato fue inmovilizado, ni cómo lograron sobrevivir, si es que fue derribado, como dice la Armada. Ese mismo miércoles 16 de febrero, cuando se empezaron a ver movimientos de paramilitares y cuando ya había en varios corregimientos cadáveres de campesinos degollados, la Policía había reportado estas muertes que, por sus características, eran propias de una masacre. Sin embargo, en el consejo de seguridad se advierte que “el número de levantamientos que hizo el CTI es de nueve y no se descarta que aparezcan más muertos producto del enfrentamiento entre las AUC y el 37 frente de las Farc”. El consejo de seguridad se cierra con una conclusión demoledora: “Los delincuentes de las AUC emplearon en sus actos delictivos a guerrilleros de las Farc que los guiaron hasta los campamentos del Frente 37”... “La modalidad de realizar actos delictivos de civil por parte de los bandoleros de las Farc les permite confundirse con la población civil y pasar a ser campesinos en el momento de un enfrentamiento armado”... Había evidencias de que estaban asesinando civiles y de que era una masacre escalofriante. Aun así, todas las autoridades allí reunidas prefirieron creer que se trataba de combates entre grupos armados. Basados en esta hipótesis –o cortina de humo–, no hicieron nada diferente a esperar. Teoría que nadie, excepto ellos, creyó. Por eso finalizan la reunión diciendo: “Los medios de comunicación, por su afán de tener la primicia, no manejan informaciones oficiales; por el contrario, multiplican el drama de las familias y desinforman a la opinión pública”. En los precarios y manipulados procesos judiciales nunca se ha probado la complicidad de autoridades civiles y militares, o de ganaderos en esta matanza. En cambio sí hay muchos testimonios y documentos que demuestran que hubo complicidad, sobre todo en la retirada. ‘Juancho Dique’ narra así el repliegue: “Salimos en tres camiones como Pedro por su casa... ‘Cadena’ ya tenía todo arreglado”. El 23 de febrero, cinco días después de la masacre, cuando ya todo el gobierno estaba en el ojo del huracán por la increíble negligencia con la que había actuado, la Armada reportó la captura de 11 paramilitares. Efectivamente se trataba del grupo que llevaba el ganado rumbo al Magdalena y que encabezaba el cuñado de Castaño, ‘H2’. Un año después, ‘H2’ se fugó de la cárcel Modelo, por la puerta principal y, desde entonces vivía al lado de Castaño, junto a quien fue asesinado en 2004. No sobra decir que la justicia nunca encontró pruebas para vincular con la masacre a nadie que tuviera rango militar o poder político. Sólo ahora, cuando en las versiones libres de Mancuso, ‘Juancho Dique’ y el ‘Tigre’, y los testimonios aún temerosos de las víctimas, se empieza a conocer que en esta matanza convergieron intereses económicos de gamonales que veían amenazado su patrimonio por las acciones de las Farc, de narcotraficantes que querían controlar el territorio que unía el sur de Bolívar con el mar Caribe y que era clave para sus negocios, intereses de autoridades que querían derrotar a las Farc mediante la guerra sucia, y de políticos que ya tenían en curso un plan de control total de la Costa. Todo esto junto hizo posible esta barbarie sin límite. Jairo Castillo, más conocido como ‘Pitirri’, el principal testigo de la para-política, aseguró en una declaración en la Corte Suprema de Justicia que la ‘Gata’ instó a Mancuso a recuperar su ganado. Pero aún no se ha investigado si el ex gobernador Eric Morris, el senador Álvaro García y el ganadero Miguel Nule Amín intentaron desviar a los organismos de seguridad. O si estos, sencillamente por complicidad o incapacidad, permitieron la masacre que castigaba a un pueblo que les era adverso y con el que tenían una deuda de sangre. El frente 37 las Farc se mantuvo en la zona rural de El Salado hasta el año pasado cuando ‘Martín Caballero’ murió en combates con la Infantería de Marina. El balance final es que en El Salado y sus alrededores hubo 66 muertos. Las víctimas saben que más allá del ganado o de la disputa de territorio entre guerrilla y paramilitares, había intereses estratégicos de mucha gente sobre El Salado. Acto de contrición Hace pocos meses el coronel de la Infantería de Marina Rafael Colón, quien después de esta masacre combatió sin tregua a los paramilitares, y en especial al temible ‘Cadena’, pidió perdón públicamente por las omisiones que en el pasado hubiese cometido la Armada y que propiciaron esta masacre, y otras que ocurrieron antes y después. Pero este tímido acto de contrición fue desautorizado en pocas horas por sus superiores, que sintieron herido el honor militar. Aun así, su labor ha sido fundamental para que algunos pobladores retornen a este pueblo y a otros de los Montes de María, y que muchos de ellos vuelvan a confiar en las fuerzas militares. A El Salado han retornado cerca de 400 familias que saben que su pueblo jamás volverá a ser lo que fue. Otro tanto de personas se han postulado como víctimas para ser reparadas y siguen de cerca las declaraciones de los paramilitares que cometieron los crímenes más atroces contra ellos. Pero las heridas son profundas y difíciles de curar. La guerra en todo caso acabó con una comunidad que tenía en la tierra una promesa de progreso. Algo que seguramente podrán disfrutar otros. Pero no quienes nacieron y vivieron allí. Desde el año pasado, una empresa de sísmica busca gas y petróleo en El Salado, según dicen los especialistas, con buenas perspectivas. La muerte de ‘Caballero’, la seguridad democrática y el retorno han revalorizado las tierras. Empresarios y ganaderos antioqueños ya han comprado más de 15.000 hectáreas para ganadería o biocombustible. Curiosamente, un mes después de la masacre, en marzo del año 2000, en otro consejo de seguridad las autoridades locales reportan que la zona ha recobrado la calma. Y que había buenas noticias. Inversionistas estaban viendo en la región un gran potencial para sembrar palma de aceite. Cultivos que al parecer nunca llegaron. Quizá tenga razón Eneida Narváez, líder representante de las víctimas de El Salado, quien en su silla de madera, con algunos manojos de tabaco secándose a sus espaldas, dice con toda convicción: “Todos los desplazamientos los hace la tierra”.